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  • Garbanzos con acelgas y calabaza

    por Delicias Kitchen

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    Hoy te propongo unos garbanzos con acelgas y calabaza, un plato caliente y reconfortante, de sabor muy suave e ideal para comidas entre semana, porque puedes dejarlo preparado el día anterior, y tomar una buena comida casera al día siguiente, cuando generalmente, vamos más just@s de tiempo. Es un plato que yo tomaba de pequeña, y que nunca he dejado de preparar, por la ventaja que te acabo de explicar, y por ser un plato completo y muy sencillo.

    Los garbanzos son muy energéticos y nutritivos, aportan hidratos de carbono de absorción lenta y son una buena fuente de proteínas y fibra. Son un alimento muy rico en vitaminas, entre las que destacan la B1, B6 y el ácido fólico, y minerales como el calcio, fósforo, hierro y magnesio. Los garbanzos tienen el inconveniente de provocar flatulencias, y por esa razón, yo les quito la piel una vez cocidos, pero también para facilitar su digestión, como en todas las legumbres, puedes cocerlos con un trocito de alga kombu. Si quieres, puedes ver otras preparaciones con garbanzos en este hummus de remolacha o en este otro hummus de boniato.

    Las acelgas son muy ricas en provitamina A, vitamina K, hierro, calcio y potasio, entre otras vitaminas y minerales, y su suave sabor es ideal para introducirlas en platos como estos garbanzos con acelgas y calabaza, y aumentar el nivel nutritivo de los mismos.

    La calabaza, como ya te expliqué en esta crema de calabaza y coco al curry, es una deliciosa hortaliza que debido a su color anaranjado, destaca por su riqueza en beta-carotenos (pro-vitamina A), un potente antioxidante necesario para mantener en buen estado nuestra piel y mucosas. Contiene vitamina C, vitaminas del grupo B y vitamina E, pero además es rica en minerales como el cobre, calcio, potasio y fósforo. Tiene muy pocas calorías y es un alimento increíble, ya que de él se aprovechan tanto la pulpa como las semillas, ambas con magníficas propiedades nutricionales. Si quieres más ideas con calabaza, puedes probar mi granola de calabaza y especias o mi porridge de quinoa y calabaza, para ver como esta hortaliza se puede incorporar perfectamente también en elaboraciones dulces!

    Estos garbanzos con acelgas y calabaza, son un plato sencillísimo, muy nutritivo e ideal para estos días frío, que siempre puedes adaptar a tu gusto, añadiendo o eliminando ingredientes que sean o no sean de tu agrado! Espero que te gusten!

    INGREDIENTES

    1. ¾ Kg de garbanzos cocidos (o 2 botes de garbanzos cocidos ecológicos)
    2. ½ pimiento rojo
    3. 2 dientes de ajo
    4. 1 cebolla no muy grande
    5. 2 cucharadas de salsa de tomate casera (o 2 tomates pelados y picados)
    6. 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
    7. 1 manojo de acelgas
    8. 2 rodajas de calabaza cortadas en trocitos
    9. 3 vasos grandes de caldo vegetal (o 1 pastilla de caldo vegetal ecológica y 3 vasos de agua)

    PREPARACIÓN

    1. Primero coceremos los garbanzos de manera habitual y si tenemos tiempo los pelaremos para evitar flatulencias, y los reservaremos.
    2. Picaremos bien finitos los ajos, el pimiento, la cebolla y la calabaza en cuadritos y pondremos en una olla todos los ingredientes menos las acelgas y los garbanzos.
    3. Dejaremos que cueza todo a fuego medio unos 10 minutos aproximadamente y añadiremos las acelgas también picadas, hasta que esté todo cocido (unos 5 minutos más aproximadamente)
    4. Cuando esté todo hecho, añadiremos los garbanzos, rectificaremos de sal si es necesario (si utilizas la pastilla de caldo, con estas cantidades quizá no sea necesario) y añadiremos algo más de líquido si te ha quedado muy seco, ya que tiene que quedar un poco caldoso.

  • Mermelada de frambuesas

    consaboracanela.blogspot.com

    La frambuesa es una fruta muy utilizada en cientos de recetas dulces o saladas. Se pueden consumir frescas, mezcladas con yogur, como ingrediente en helados, pasteles y en la preparación de jaleas, compotas, confituras y mermeladas, siendo, después de las fresas, la fruta blanda más popular en la elaboración de este tipo de productos.
    Según la variedad, maduran de forma escalonada durante los meses de verano y entrado el otoño, por lo que las podemos degustar durante los meses de julio, agosto, septiembre y octubre. A la hora de conservarlas se mantienen íntegras durante 2 o 3 días en la nevera. Pero si queremos conservarlas más tiempo lo ideal es congelarlas, ya que durante el proceso de congelación se mantienen intactas.
     

     

    Al ser una fruta muy perecedera, debe consumir lo más pronto posible después de comprarlas, a menos que tengas la suerte de una servidora y puedas comerlas directamente del frambueso, como hago cada vez que voy a casa de mi padre. No es recomendable lavarlas ya que absorben gran cantidad de agua y además de reblandecerse, pierden sabor. Solo se lavaran si están sucias, pero siempre de manera ràpida y delicada y justo antes de su consumo.
     

     

    Ingredientes:

    - 500 grs de frambuesas.
    - 400 grs de azúcar.
    - 1 cucharada colmada de zumo de limón.

     

     

    Preparación:

    - Comenzamos quitando los rabitos a las frambuesas y colocándolas en un bol con el azúcar y el zumo de limón.
    - Mezclamos un poquito y las dejamos macerar un par de horas.
    - Las volcamos en una olla y las llevamos al fuego vivo hasta que hiervan,
    - Removemos con una cuchara de madera y le bajamos el fuego, dejándolas cocer media hora.
    - Pasado ese tiempo , la retiramos del fuego y la dejamos templar 5 minutos. Seguidamente rellenamos los frascos con ella.
    - Los frascos y las tapas han de estar previamente esterilizados y bien secos.
    - Solo hay que hervirlos durante 20 minutos y luego colocarlos boca abajo para que sequen bien.
    - Cerramos los frascos, dejamos enfriar y llevamos a la nevera.
    - Lista para consumir.

     

  • Pastel cordobés de jamón serrano [salado-dulce]

    cocinarterecetas.com

    El pastel cordobés , es un  pastel típico de la cocina cordobesa. Se suele hacer generalmente con hojaldre relleno de cabello de ángel y espolvoreado con azúcar y canela, y suele ser de tamaño mediano y forma circular. 
     

    Aunque se suele llamar de forma diferente dependiendo del tamaño, si es pequeño le llaman "Manolete" y si es mas grande le llaman "pastelón"...

    Pero hay una versión que es salada-dulce, la que os traigo yo hoy...con jamón serrano... mi favorito. La mezcla dulce-salado me gusta mucho. ¡Os lo recomiendo , es un pastel delicioso!
     

    Ingredientes:

         -   2 planchas de hojaldre circulares

         -   cabello de ángel , cantidad al gusto

         -   jamón serrano en lochas, las necesarias para cubrirlo

         -   azúcar

         -   canela molida

    Extendemos una lámina de hojaldre y ponemos el cabello de ángel por toda la superficie , dejando un cm por los bordes sin cubrir. 

    Encima ponemos las lonchas de jamón, enteras o partidas en trozos, como más os guste. Yo las he partido en trozos.

     


    Colocamos la otra lámina de hojaldre encima y cerramos los bordes formando un cordón.

    Lo espolvoreamos con azúcar y canela.

    Lo horneamos con el horno precalentado a 200ºC durante 15 - 20 minutos aproximadamente. 
    Lo dejamos enfriar y listo para degustar.

    ¡Delicioso!

  • Da color a tu huerto

    ¿Quieres darle color a tu Huerto? Solo necesitas unas latas recicladas y pintadas para exterior,un par de agujeros en el fondo para drenaje y un par de ellos más en el borde superior para atarlas con cuerdas, bridas o tornillos..

    Una vez que tengas eso puedes aprovechar un muro ciego,una verja,una celosía, ... cualquiera de ellas aunque sea usando un único color te aseguro que cambiará automáticamente.Te dejo una foto de ejemplo.

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    Y si te atreves...¿Qué te parece un poco más de color?

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    Y si todo lo anterior te parece demasiado alocado...siempre te quedará usar el truco de la tabla y dar un poco de color a un bancal o a un borde de tu huerto.

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    No volverás a decir que tienes un huerto triste...sencillo ¿no?

  • Dulces con calabaza

    Kanelaylimon.blogspot.com.es


    Qué pocas cosas se preparan con la calabaza y con el juego que da!!! Por lo menos donde yo vivo, lo único que se ven son las chulas o fritos de calabaza y como mucho algún bizcocho. El año pasado publiqué en el mismo post dos recetas deliciosas para preparar con ella, las podéis ver pinchando aquí, y este año os propongo estas tres ( y alguna más caerá...) No podría ordenarlas de la que más me ha gustado a la que menos, ya que cada una de ellas me ha sabido a gloria en el momento en el que las he disfrutado, así que sin duda alguna os recomiendo que probéis las tres, son muy facilitas de hacer y si hacéis como yo que en cuanto consigo una calabaza, la pelo, la corto en taquitos, la meto en el micro hasta que esté blanda, si suelta agua la escurro y luego la trituro y la guardo en el congelador en botes de 250g  y así siempre la tengo lista para incluirla en alguna receta. Como ha sido el caso de estas tres. Espero que os gusten....
     

    BUÑUELOS DE CALABAZA


    Ingredientes:

    • 500g de puré de calabaza
    • 3 huevos
    • 250g de harina
    • 1/2 sobre de levadura química
    • 80g de azúcar (Esto al gusto)
    • Ralladura de una naranja

    Para rebozar:

    • Azúcar con canela

    Preparación:
     

    Batimos los huevos y les añadimos el resto de los ingredientes mezclando todo bien. Ponemos al fuego una sartén con abundante aceite y cuando esté caliente vamos añadiendo cucharadas del preparado. Dejamos dorar y ellos solos se irán dando la vuelta si alguno se resiste le ayudamos con un tenedor. Retiramos de la sartén y los dejamos escurrir unos instantes en una fuente con papel absorbente para que pierdan el exceso de grasa y a continuación rebozamos en azúcar con canela. Servir.



     

    CHOCOLATE CHIPS COOKIES DE CALABAZA

     

     

    Ingredientes:

    • 300g de harina de trigo
    • 100g de mantequilla blanda
    • 70g de azúcar moreno
    • 30g de azúcar común
    • Una cucharadita de levadura química (Tipo Royal)
    • 100g de puré de calabaza
    • Un huevo
    • Una pizca de sal
    • 120g de chips de chocolate
    • Una cucharadita de vainilla en polvo o un cucharada de esencia de vainilla

    Preparación:
     

    Batimos bien la mantequilla con los dos tipos de azúcar. A continuación y sin dejar de batir, añadimos el puré de calabaza y seguidamente el huevo. Unimos la harina con la levadura, la sal y la vainilla (En caso de ser en polvo) y la incorporamos a la mezcla anterior, mezclando bien. Por último agregamos los chips de chocolate repartiéndolos de forma homogénea. Ponemos porciones de la masa sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal y la estiramos con los dedos dando forma de galleta. Introducir a horno precalentado a 180ºC durante 15 minutos o hasta que estén doradas. Retirar, dejar enfriar sobre una rejilla y servir.

    *Con estas cantidades salen 12 galletas tamaño XL como la de la imagen
     

    MADELEINS DE CALABAZA

     


    Ingredientes:

    • 2 huevos
    • 70g de azúcar
    • 100g de puré de calabaza
    • 75g harina de fuerza
    • Una cucharadita de levadura química
    • Una pizca de sal
    • 80g de mantequilla derretida

    Preparación:

     

    Batimos los huevos con el azúcar hasta que monten y sin dejar de batir añadimos el puré de calabaza. Unimos la harina con la levadura y la  sal, y la incorporamos al compuesto anterior mezclando bien y con movimientos envolventes. Por último incorporamos la mantequilla derretida fría. Con ayuda de una manga pastelera o una cuchara, vamos poniendo la mezcla en el molde previamente engrasado de madeleins. Introducir a horno precalentado a 180ºC durante 15 minutos. Retirar, dejar enfriar sobre una rejilla y servir.


     

    *Con estas cantidades salen 18 madeleins.

  • Galletas de calabaza

    muffingalaxy.com

     

    Galletas de calabaza
    Galletas de calabaza
     
     
    Siempre que empieza una temporada nueva se nos presenta una oportunidad genial para aprovechar todo aquello que no encontramos durante el resto del año. El inicio de una estación siempre viene definido por unos colores concretos, sus propios olores y sabores y unos recuerdos únicos.
     
    El otoño es de tonos marrones, anaranjados, verdes y amarillos. El mercado se llena de nuevas frutas y verduras, más aromas y texturas. Y en honor a esta estación, os ofrezco unas galletas muy sanas y saludables, hechas de calabaza. La textura de estas galletas es singular porque no es del todo crujiente pero tiene un sabor muy característico que no dejará indiferente (a ver quién adivina que son de calabaza).
     


     

    Galletas de calabaza
    Una buena pila de galletas
     
    Si no os gusta la calabaza, no es problema. La podéis substituir tranquilamente por una manzana grande rallada y cruda. ¡El resultado es igual de bueno!
    Para potenciar ese color otoñal, he preferido utilizar azúcar moreno, que para mi gusto, aporta un sabor todavía más aromático. Le podéis agregar otros extractos a vuestro gusto: canela, por ejemplo.
     
    Ingredientes para unas 50 galletas:
     
    100 gr de mantequilla
    250 gr de azúcar moreno
    300 gr de harina de trigo
    3 huevos
    200 gr de puré de calabaza (o una manzana grande cruda y rallada)
    1 pizca de sal
    1 cucharadita de extracto de vainilla
     
    Para el puré de calabaza:
     
    El día anterior o horas antes, hacemos el puré de calabaza. Cogemos un trozo de calabaza y le quitamos las pepitas y la piel. Hacemos tacos y lo cocemos al vapor durante 15 minutos. El agua que pongamos abajo podemos aromatizarla para darle un toque suave (poniendo una ramita de canela).
    También se puede hervir en una cacuela con agua. Sólo tendremos que escurrirla bien para que no quede aguada.
    La trituraremos y dejaremos que se enfríe antes de utilizarla para las galletas.
     
    Galletas de calabaza
    Galletas de calabaza
    Hacemos las galletas:
     
    Todo el proceso de elaboración es mejor hacerlo a mano, con una cuchara de palo y un bol grande. Al hacerlo así, incorporamos poco aire a la masa y mejorará la presentación de la galleta.
    Precalentamos el horno a 180ºC.
    Primero, batimos la mantequilla con el azúcar hasta conseguir una textura de crema. Vamos agregando los huevos, uno a uno, removiendo lo necesario hasta que estén incorporados. Después, echamos el puré de calabaza ya frío. Ahora, incorporamos de una vez la harina tamizada.
    Mezclamos todo muy bien para que no queden grumos. La masa estará lista cuando tenga una textura uniforme.
     
    Es una masa bastante fluida, tirando a líquida. Para hornearla, habrá que repartirla con una cuchara, haciendo montoncitos en la placa. Dejad una distancia de unos 3-5 centímetros entre ellos, pues el horno pondrá en su sito los montoncitos y se expandirán.
     
    Se hornear a 160ºC durante 15-20 minutos aproximadamente. Todo dependerá del tamaño de la galleta, sobretodo habrá que vigilar porque se queman fácilmente.
     
    Galletas de calabaza
    Un buen plato de galletas para merendar
     

  • Qué hacer y qué no hacer cuando cultivamos menta

    Guiadejardineria.com

    Es una de las aromáticas más buscadas y comunes en el hogar. No hay jardinero que no haya tenido menta en su jardín ni amante de la jardinería que no quiera tenerla. Es de un aroma exquisito, crece rápido, de un color verde brillante y el complemento perfecto para comidas, postres y bebidas. Los que ya la han tenido en casa conocen todos sus usos y beneficios y los que aún no la tienen, no dudarán en cultivarla una vez conocidas todas sus virtudes. Pero, como cualquier otra planta, la menta tiene sus pequeñas “mañas”. Hay pequeños tips que debemos tener en cuenta a la hora de cultivarla… cosas que hacer y cosas que no…

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    Aquellos que han pensado en comenzar un jardín de hierbas aromáticas (o los que ya lo tienen) saben que la menta en una de las favoritas para iniciarse. Su cultivo es sencillo y nos permite hacer toda clase de recetas con ella sin importar el momento del día en el que estemos.

     

    Cultivar menta 2

    Pero así de fácil que es de cultivar, puede ocasionarnos algunos inconvenientes en el jardín si no lo hacemos de la forma correcta. Es una planta invasiva, crece rápido, sus raíces “corren” a pasos agigantados, van brotando hojas nuevas constantemente a medida que avanza y en poco tiempo puedes perder algunas de tus plantas preferidas si no la controlas, incluyendo el césped.

    Veamos entonces qué hacer y qué no hacer para cultivarla. Pequeños tips y consejos que nos permitirán lograr el equilibrio perfecto y poder tener menta en nuestro jardín y para nuestro consumo.

    • Elegir una ubicación para la menta que le permita recibir sol en la mañana y sombra parcial en la tarde.
    • Si vamos a cultivarla en tierra, hacerlo dentro de un contenedor, maceta o jardinera. También podemos cultivarla en sólo en maceta o jardinera.
    • Si vamos a cultivarla en un espacio con flores, colocar primero un recipiente, maceta, bolsa de malla con una profundidad de al menor 5 centímetros, dejando un borde sobre el nivel del suelo. De este modo el sistema radicular de la menta estará contenido sin producir daño a las demás plantas.
    • Cosechar ramas de menta antes de que la planta florezca.
    • Si se desea extender la temporada de cosecha, hay que evitar que florezcan sus flores.
    • Si ha cultivado la menta en una cama de jardín, debe aplicarse mulch para evitar su propagación.
    • Cultivar la menta con una distancia entre sí de 15 centímetros y procure podarla con regularidad.
    • Si decidimos cultivar la menta en el interior, hay que buscarle un lugar donde reciba buena luz durante la mañana pero siempre cuidando que esté lejos de las fuentes de calor del hogar.
    • Jamas debemos plantar una menta en una cama de jardín sin antes hacer colocado un recipiente para contener el crecimiento de sus raíces; y también verificar que el recipiente que coloquemos no esté dañado ya que las raíces siempre encontrarán esos espacios para superar la barrera y seguir con su crecimiento.
    • Mantener un buen nivel de humedad para evitar que la planta se seque.

    Cultivar menta 3

  • Cómo secar las hierbas aromáticas para el invierno

    guiadejardineria.com

    Las hierbas aromáticas tienen sus ritmos de crecimiento natural como todas las plantas, cuando están en su mejor temporada nos dan una gran producción que seguramente nos desborda. Es el momento de pensar en su conservación para tener suministro de hierbas aromáticas en la época invernal cuando las plantas aromáticas pierden su esplendor. Hay varias formas de conservar las plantas aromáticas, secado y congelación son las más comunes. Vamos a ver en este artículo cómo podemos secar nuestras plantas aromáticas para guardarlas y tener un buen suministro durante todo el año.

    Secar hierbas aromáticas

    Materiales:

    • bolsas de papel
    • hilo o cuerda fina
    • bandas elásticas

     

    El secado de las plantas aromáticas es la forma más tradicional de conservación. Si seguimos una serie de pasos conseguiremos secarlas adecuadamente sin que pierdan sus aceites esenciales que son los que dan aroma y sabor a la planta. La mayoría de hierbas aromáticas se pueden secar excepto la albahaca o alguna otra similar de hoja ancha y ricas en agua, éstas es preferible congelarlas.

    Elegiremos las partes sanas de la planta y procuraremos que estén bien secas, evitaremos las plantas mojadas con el rocío de la mañana. Corte el tallo de la planta cerca de la base. Ate ramilletes de cada hierba aromática y colóquelos dentro de una bolsa de papel en posición invertida. Ataremos la parte superior de la bolsa con una banda elástica o un trozo de hilo. Pondremos las bolsas en una zona de la casa seca y con cierta circulación de aire. A las dos semanas los ramilletes se habrán secado y podremos guardarlas para disfrutar de sus virtudes durante todo el invierno.

     

  • 6 consejos importantes para iniciar un huerto

    Escrito por Marta Rosique el  4 comentarios

    6 consejos para iniciar un huerto

    Para los iniciados en la jardinería a veces puede ser complicado tener en cuenta todos los factores necesarios a la hora de cuidar un huerto o jardín. Sin embargo, con unas sencillas pautas conseguiremos sacarle el mayor rendimiento a nuestro cultivo sin volvernos locos

    1. Luz

    Puede parecer obvio pero la luz es indiscutiblemente el factor más importante en el crecimiento de las plantas. Para la mayor parte de los cultivos la regla “cuanta más luz mejor” se aplica. Aplicando sencillos trucos, cómo orientar el huerto hacia el sur y asegurarse de colocar las plantas más altas en la cara norte para evitar que proyecten sombras sobre los cultivos más bajos, conseguiremos plantas más vigorosas y cosechas más largas.

     

    Psst! Y si no dispones de mucha luz, aquí tienes una lista de cultivos que toleran bien la sombra.

    2. Riega menos, pero mejor

    Aun contradiciendo la creencia popular, regar poco y a menudo no es lo más recomendado (a no ser que estemos tratando con semilleros). Este tipo de riego humedece únicamente la capa superior de suelo sin llegar a las raíces de las plantas, y además, se evapora rápidamente. En lugar de esto, regar las plantas profundamente una o dos veces por semana asegura que el agua llegue a las raíces y que tenga bastantes reservas. En cuanto al sistema de riego, existen mil tipos, y escoger el más apropiado depende mucho de nuestra situación (no es lo mismo tener una macetita que 20, y a la vez esto es diferente a tener un bancal o un huerto integrado en el jardín). Para las macetas resulta muy práctico el riego por goteo con microtubo, mientras que para mesas de cultivo y huertos más grandes la mejor solución es la exudación. Pero a cómo escoger el mejor sistema de riego le dedicaremos el tiempo (y los posts) necesarios.

     Consejo extra: El acolchado orgánico, un gran aliado—-

    Gran parte del agua de riego que se pierde es por evaporación, de modo que colocar una capa de material orgánico como paja, compost, hojas secas o cáscaras de coco, evitará que los rayos del sol incidan directamente en el suelo, manteniendo el agua durante más tiempo. También supone una barrera para las malas hierbas, aporta nutrientes según se va descomponiendo, y ayuda a proteger del frío los cultivos.

    3. Busca y/o crea el mejor suelo

    Aunque los requerimientos de suelo son diferentes para cada planta, es imprescindible conseguir una buena base sobre la que trabajar. Una mezcla que siempre da resultado es la receta ideada por James Wong, en su libro “Homegrown Revolution” (La revolución del cultivo en casa). Aquí va la receta:

    • 4 partes de sustrato común (escógelo de buena calidad)
    • 2 partes de compost
    • 1 parte de arena agrícola

    De esta manera, el compost actuará como una esponja mientras que la arena favorecerá el drenaje. 

    Consejo extra: Respeta las necesidades de volumen—-

    Es importante garantizar también que el volumen de sustrato sea el adecuado para cada cultivo. Utiliza tus ficha de volúmenes para el cultivo en macetas y los marcos de plantación de los calendarios de siembra para no equivocarte.

    4. Aprovecha el espacio

    Cada metro cuadrado de su huerto tiene una bonificación de 1.80 metros cúbicos de espacio disponible por encima. Guiar tus plantas hacia arriba te permite tener mucha más variedad de cultivos. Otra forma de aprovechar el espacio es rellenar los huecos que hay entre las plantas jóvenes de crecimiento lento (calabacines o tomateras) con plantas de crecimiento rápido, que estarán listas para recoger antes de robarles el espacio a sus hermanas mayores.

    5. Atrae a los vecinos

    Hay un tipo de vecinos que te interesa acercar a tu jardín, gusanos de tierra, mariquitas y abejas son sólo el comienzo de una larga lista de aliados que conviene tener cerca. Los beneficios que aportan son muchos, desde la mejora del suelo y el incremento de la producción, a la caza de plagas molestas para nuestros cultivos. Flores, hoteles de insectos y plantar mucha variedad de cultivos nos ayudarán a que estos bichos se encuentren como en casa. Para más información, échale un ojo a nuestro post : Importancia de la biodiversidad en el jardín y el huerto y a nuestra sección de biodiversidad en el huerto.

     

    6. Los policultivos son más fuertes

    Olvídate de plantar sólo una par de cultivos por temporada, plantar menos ejemplares pero más variedades te ayudará en muchos sentidos, como por ejemplo:

    Mayor fertilidad del suelo:

    Combinar plantas con diferentes necesidades de nutrientes evitará el rápido agotamiento del suelo. Algunas plantas, como las judías, aportan nutrientes (en este caso Nitrógeno) al suelo, con lo que es conveniente plantarlas junto a grandes consumidoras de este componente.

    Alejarás a las plagas

    La mezcla de olores que se da en un policultivo funciona a la hora de “confundir” a las plagas, resultándoles mucho más complicado llegar a su objetivo. Además, muchas plantas, como las aromáticas, han evolucionado creando una serie de químicos que repelen a las plagas.

    Atraerás a los polinizadores

    Es una regla muy simple: cuantas más flores, más probabilidades de encontrar abejas y mariposas que estarán encantados de polinizar tus hortalizas.

    Importancia de las abejas
    Importancia de las abejas

    Mayor biodiversidad

    Los policultivos tienen la ventaja de ser, como bien dice la palabra “poli”, diversos, esto reduce el riesgo de que un sólo factor (plagas, enfermedades o mal tiempo) arruine toda tu cosecha. Tendrás más probabilidades de sacar alguna cosecha en el caso de que todo vaya muy mal.


     

     

  • El riego por goteo es la mejor opción

    Fuente: shareably.net

    Ahorra agua y nos permite despreocuparnos un poco de su cuidado. Si no puedes instalar un riego por goteo con programador, opta por la versión analógica al menos para determinadas plantas con más necesidades de agua.

    http://shareably.net/

     

    Es muy fácil, todo lo que necesitas es una botella de agua. Llénala y realiza dos agujeros pequeños en la base. Después entiérrala hasta la mitad junto a la planta.

    El contenido de la botella se irá liberando progresivamente según las necesidades de agua de tu planta. Cuando se acabe, retira el tapón para rellenar la botella tantas veces como necesites

  • San Jacobos de calabacin

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    Los Sanjacobos de calabacín además de estar riquísimos son un plato muy saludable y apetitoso 

    para los pequeños catadores. Están elaborados con calabacín, queso y jamón cocido, rebozados y fritos. Aunque estén fritos, no aportan demasiada grasa ya que el rebozado es muy ligero.

    Esta receta de Sanjacobos de calabacín es ideal para que los peques empiecen a tomar verdura ya que su sabor es muy delicado y casi parecido a los sanjacobos normales…

    Veréis como es una receta muy fácil de preparar, ideal para las cenas. Siempre andamos con un poquito menos de tiempo y cansados por las noches. Por eso, este tipo de recetas rápidas, fáciles y resultonas son ideales para esos momentos.

    Os dejo con la receta, espero que os guste.

    Sanjacobos de calabacín

    Ingredientes

    • 1 calabacín grande
    • Jamón cocido (en lonchas)
    • Queso Emmental (en lonchas)
    • Huevo batido
    • Pan rallado
    • Aceite de oliva virgen extra
    • Sal

    Cómo preparar Sanjacobos de calabacín

    Cortamos el calabacín en finas lonchas a lo largo, vamos dejando cada loncha sobre papel de hornear o un plato y salpimentamos. Sobre la loncha de calabacín ponemos una loncha de jamón cocido y otra de queso. Terminamos el Sanjacobo con otra loncha de calabacín, partimos cada sanjacobo por la mitad.

    Pasamos el calabacín por huevo batido y luego por pan rallado, rebozando bien toda la superficie y los laterales. Freímos en abundante aceite caliente. Una vez fritos, dejamos reposar los Sanjacobos de calabacín sobre papel de cocina, para que este absorba el exceso de grasa.

  • Pan de albahaca

    Pan albahaca

    Este es un pan con el que sorprenderás a tus amigos, tanto por su increíble y contundente sabor, como por su bonito interior en el que se combinan armoniosamente el color blanco y verde de las dos masas usadas para su elaboración.

    Ingredientes para Pan de albahaca para 2 personas 1 unidad

    Para la masa verde:

    • Harina blanca de trigo - 117 gramos
    • Harina blanca de trigo - 117 gramos
    • Agua - 101 gramos
    • Aceite de oliva - 17 gramos
    • Hojas fresca de albahaca o albahaca seca - 15 hojas frescas o 1 cucharada colmada de albahaca seca.
    • Sal - 3 gramos
    • Levadura seca de panadería - 1 gramo

    Para la masa blanca:

    • Harina blanca de trigo - 134
    • Harina integral de trigo - 58 gramos
    • Agua - 115 gramos
    • Aceite de oliva - 19 gramos
    • Sal - 4 gramos
    • Levadura seca de panadería - 1 gramo

    Cómo hacer la receta de Pan de albahaca

    1. En primer lugar, ponemos las hojas de albahaca junto con el agua en el vaso de la batidora. Batimos, hasta triturar bien las hojas, y pasamos el licuado de agua y hojas a través de un colador para quitar los restos de hojas. Obtendremos un licuado de color verde oscuro, del que apartaremos los 101 gramos que necesitamos para la masa verde.
    2. En un cuenco mediano, mezclamos las harinas de la masa blanca, añadimos el agua y el aceite y removemos bien para que las harinas queden humedecidas y no queden zonas con harina seca. Tapamos con un trapo el cuenco y dejamos reposar durante 25 minutos. A este reposo se le denomina autolisis, y tras llevarlo a cabo nos será mucho más fácil amasar. Siguiendo una técnica de amasados cortos, y reposos entre amasados, sin apenas esfuerzo tendremos lista nuestra masa.
    3. Nada más poner a reposar nuestra masa blanca, iniciamos el amasado de la masa verde procediendo del mismo modo descrito en el paso anterior. Esta vez añadiremos el licuado de agua y albahaca, que será el que dará lugar a una masa con una coloración verdosa.
    4. Tras la autolisis, aceitamos ligeramente la superficie de trabajo y volcamos la masa blanca sobre ella. Nos ponemos un poco de aceite en las manos y extendemos ligeramente la masa. Repartimos la sal por la superficie de la misma, y amasamos suavemente durante 1 minutos. Aceitamos un poco el cuenco, hacemos una bola con la masa y la metemos dentro. Tapamos con un trapo, o una bolsa de plástico, y dejamos reposar durante 15 minutos.
    5. Volcamos nuestra masa verde sobre la mesa de trabajo y procedemos del mismo modo que acabamos de llevar a cabo con nuestra masa blanca.
    6. Tras el reposo de la masa blanca, repetimos el paso anterior en el que añadíamos la sal, pero esta vez añadimos la levadura. Una vez añadida, amasamos durante 1 minutos y damos a la masa un nuevo reposo de 10 minutos.
    7. Repetimos el paso anterior con nuestra masa verde para añadir la levadura.
    8. Volcamos de nuevo la masa blanca sobre la superficie de trabajo. Amasamos durante 1 minuto. La masa ya debería empezar a presentar un aspecto liso y brillante. Si aún presenta un aspecto granuloso, volvemos a dar otro ciclo de amasado y reposo. Si nuestra masa tiene una superficie lisa y brillante, está lista para iniciar la primera fermentación, para ello; aceitamos ligeramente las paredes del cuenco, formamos una bola con nuestra masa y la metemos dentro. Tapamos y la dejamos fermentar hasta que doble su volumen.
    9. Volcamos nuestra masa verde sobre la superficie de trabajo y repetimos las instrucciones del paso anterior.
    10. Una vez que tanto la masa blanca como la verde han doblado su volumen, enharinamos ligeramente la superficie de trabajo y volcamos, en primer lugar, la masa blanca sobre ella. Estiramos la masa hasta conseguir un rectángulo de aproximadamente 25 X 15 centímetros. Reservamos. Cogemos la masa verde y la estiramos hasta conseguir un rectángulo de 22 X 12 centímetros.
    11. Una vez que tenemos ambas masas estiradas, procedemos a formar el pan, para ello, cogemos la masa blanca y la ponemos, a lo largo, frente a nosotros. Cogemos la masa verde y la ponemos encima de la blanca del siguiente modo: el frontal de la parte superior de la masa verde debe coincidir con el frontal de la parte superior de la masa blanca. En el frontal más cercano a nosotros, la masa blanca debe quedar sin cubrir, del mismo modo que los laterales de la misma. Con esta forma de colocar la masa verde sobre la blanca se busca que durante el enrollado la masa verde quede escondida totalmente dentro de la blanca. Una vez que tenemos la masa verde situada encima de la blanca, procedemos a enrollar ambas masas empezando por el extremo superior, el más alejado de nosotros. Terminaremos el enrollado presionando para que la masa blanca quede bien sellada. Pondremos especial atención al sellado de los extremos del pan, lo que serán las puntas.
    12. Una vez que hemos formado nuestro pan, los ponemos a fermentar, para ello, podemos ponerlo directamente sobre la hoja de papel vegetal que meteremos al horno, o podemos colocarlo en el interior de un cesto de fermentación que tenga una forma ovalada. Un recipiente de plástico nos puede hacer a la perfección el papel de cesto de fermentación. Ponemos un trapo en su interior, preferiblemente de algodón, con ayuda de un colador lo espolvoreamos con harina, y ponemos el pan encima con el cierre (lo que durante el horneado estará en contacto con la bandeja del horno) hacia arriba. Tapamos el pan con un trapo, ponemos encima del trapo una bolsa de plástico, y dejamos fermentar hasta que el pan casi doble su tamaño.
    13. Precalentamos el horno a 250º con una bandeja en su interior.
    14. Sobre una bandeja invertida, ponemos una lámina de papel vegetal y volcamos el pan encima. Si pusimos el pan a fermentar sobre papel vegetal, transferimos la hoja con el pan a la bandeja invertida, o a una madera que nos haga las veces de pala, Con la ayuda de un cuchillo afilado, hacemos un corte a lo largo de la superficie del pan o dos cortes oblicuos, como prefiramos.
    15. Con la ayuda de la bandeja invertida, o la madera, deslizamos el pan sobre la bandeja que hay dentro del horno. Antes de cerrar la puerta del horno, pulverizamos agua hacia las paredes del mismo con un pulverizador doméstico. Esto provocará un ambiente húmedo que será propicio para que el pan desarrolle un buen volumen.
    16. Bajamos el termostato a 230º y horneamos durante, aproximadamente, 45 minutos o hasta que el pan adquiera un color dorado. Hacia la mitad del horneado giramos el pan para que este se dore por igual.
    17. Antes de cortar el pan, dejamos enfriar durante, al menos, tres horas

    Notas y Consejos

    Las harinas del mismo cereal, y de distintas harineras, pueden presentar un comportamiento muy diferente, por ello, los tiempos de amasado son orientativos. Los ciclos de amasado y reposo tienen como objetivo conseguir, sin apenas esfuerzo, una masa lisa y brillante, hecho que puede suceder antes de completar todos los pasos de la receta, en cuyo caso dejaremos de amasar, o, en otros casos, puede llevarnos un poco más del tiempo especificado. Los tiempos de fermentación dependerán de la temperatura ambiente, por lo que estos variarán a lo largo del año. Es por ello que no nos gusta poner un tiempo de fermentación determinado en la receta. La cantidad de levadura indicada en la receta es la adecuada para obtener un pan de buena calidad. Añadir mayor cantidad de levadura, con el fin de acelerar la fermentación, irá en detrimento de la calidad del pan obtenido.

  • Pan de remolacha

    Pan remolacha

    La remolacha aporta a este pan dos propiedades destacables; por un lado una miga que se mantiene con una estupenda humedad durante varios días, y por otro, un color entre rosado y rojizo que resultante un auténtico espectáculo para la vista.

    Ingredientes para Pan de remolacha para 4 personas

    • Harina blanca de trigo (panificable)* - 330 gramos
    • Agua cocción remolacha - 165 gramos
    • Remolacha cocida - 99 gramos
    • Sal - 6 gramos
    • Sal - 6 gramos
    • Zumo de limón*** - 10 gra

    Cómo hacer la receta de Pan de remolacha

    1. Al menos cuatro horas antes de amasar, o el día previo, pelamos la remolacha y la cocemos en agua. Pondremos el agua justa para que cubra la remolacha. Cocemos a fuego medio entre 45 y 60 minutos aproximadamente, o hasta que la remolacha esté tierna. Dependiendo del tamaño de la remolacha, necesitaremos una o varias piezas. Durante la cocción la remolacha pierde peso, por lo que habrá que poner más peso en fresco que el indicado en la receta, ya que la receta se refiere a peso de remolacha cocida.  Una vez cocida, dejamos enfriar y reservamos junto al agua de cocción.
    2. Antes de amasar, ponemos en el vaso de la batidora la remolacha cocida y el agua de cocción que indica la receta. Batimos hasta obtener un puré fino.
    3. En un cuenco, echamos la harina y el puré de remolacha. Mezclamos bien hasta que toda la harina quede humedecida. Tapamos con un trapo y dejamos reposar 25 minutos. Este reposo, que recibe el nombre de autolisis, hará que nos sea más fácil el posterior proceso de amasado.
    4. Siguiendo una técnica de amasados cortos, y reposos entre amasados, sin apenas esfuerzo tendremos lista nuestra masa.
    5. Pasado el tiempo de reposo, extendemos la masa sobre la mesa de trabajo ligeramente aceitada, distribuimos la sal  a lo largo de toda la superficie, y amasamos durante 1 minuto. Boleamos la masa (bolear significa formar una bola), la metemos en el cuenco,  tapamos éste con un trapo y dejamos reposar durante 15 minutos.
    6. Pasados los 15 minutos, añadimos la levadura del mismo modo que acabamos de hacer con la sal. Amasamos 1 minuto, boleamos, metemos la masa en el cuenco, tapamos y dejamos reposar durante 15 minutos.
    7. Tras el reposo, repetimos un nuevo ciclo de amasado (1 minuto) y de reposo (15 minutos).
    8. Volcamos de nuevo la masa sobre la mesa de trabajo ligeramente aceitada. La superficie de la masa ya debería empezar  a presentar un aspecto liso y brillante. Si aún presenta un aspecto granuloso, volvemos a dar otro ciclo de amasado y reposo. Si nuestra masa tiene una superficie lisa y brillante, está lista para iniciar la primera fermentación, para ello; aceitamos ligeramente las paredes del cuenco, formamos una bola con nuestra masa y la metemos dentro. Tapamos y la dejamos fermentar hasta que doble su volumen.
    9. Una vez que la masa ha doblado su tamaño, la volcamos sobe la mesa de trabajo previamente enharinada. Formamos una bola con la masa (bolear), para bolear seguimos los siguientes pasos: cogemos la bola de masa y la aplanamos ligeramente en forma de disco. Vamos replegando pequeñas zonas del borde de la masa hacia el centro de la misma y, una vez la tenemos en el centro, presionamos ligeramente para que se fije. Repetimos esta secuencia con distintas zonas del borde hasta que la masa quede recogida. Una vez que la tenemos recogida hacia el centro, le damos la vuelta y la hacemos girar suavemente sobre su base para que la bola coja más tensión.
    10. Una vez que hemos boleado ambas porciones, las dejamos reposar sobre la mesa, tapadas con un trapo, durante 15 minutos. Este reposo hará que el gluten se relaje y nos sea más fácil el formado de los panes.
    11. Transcurridos los 15 minutos, formamos el pan. Para ello, cogemos una de la masa y la aplanamos ligeramente en forma de disco. Doblamos la mitad superior del disco hacia el centro. Hacemos lo mismo con la mitad inferior. Doblamos los extremos también hacia el centro. Por último, volvemos a doblar la mitad superior pero esta vez la llevamos hasta solaparla con la mitad inferior del mismo modo que haríamos para cerrar una empanadilla. Sellamos bien la junta pellizcando suavemente.
    12. Una vez que hemos formado nuestro pan, lo ponemos a fermentar. Para que nuestro pan mantenga la forma y desarrolle un buen volumen durante el horneado, es preferible colocarlo en el interior de un banneton o cesto de fermentación (uno para cada pan) que tenga una forma alargada. Si no tenemos banneton, un recipiente de plástico, o un cesto de mimbre, nos pueden hacer a la perfección el papel de cesto de fermentación. En este caso, ponemos un trapo en el interior del recipiente, con ayuda de un colador espolvoreamos harina por encima y ponemos el pan sobre el trapo con el cierre (lo que durante el horneado estará en contacto con la bandeja del horno) hacia arriba. Tapamos el pan con un trapo, ponemos encima del trapo una bolsa de plástico, y dejamos fermentar hasta que el pan casi doble su tamaño.
    13. Precalentamos el horno a 250 grados con una bandeja en su interior.
    14. Una vez que el pan ha doblado su tamaño, procedemos a hornearlo, para ello; sobre una bandeja invertida, ponemos una lámina de papel vegetal y volcamos el pan encima. Si pusimos el pan a fermentar sobre papel vegetal, transferimos la hoja con el pan a la bandeja invertida, o a una madera que nos haga las veces de pala. Con la ayuda de un cuchillo afilado, hacemos un corte  a lo largo de la superficie del pan, en el centro de la misma.
    15. Con la ayuda de la bandeja invertida,  o la madera, deslizamos el pan sobre la bandeja que hay dentro del horno. Antes de cerrar la puerta del horno, pulverizamos agua hacia las paredes del mismo con un pulverizador doméstico. Esto provocará un ambiente húmedo que será propicio para que el pan desarrolle un buen volumen.
    16. Bajamos el termostato a 230º y horneamos durante, aproximadamente, 45 minutos o hasta que el pan adquiera un color dorado. Hacia la mitad del horneado giramos el pan para que este se dore por igual.
    17. Dejamos enfriar sobre una rejilla durante 3 horas.

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  • Salteado de brócoli y langostinos

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    Autor: Karlos Arguiñano

    Ingredientes (4 personas):
    • 2 brócolis
    • 24 langostinos
    • 2 tomates
    • 3 dientes de ajo
    • aderezo de hierbas aromáticas
    • aceite de oliva virgen extra
    • sal
    • sésamo
    Elaboración de la receta Salteado de brócoli y langostinos:

    Suelta el brócoli en ramilletes. Colócalos en el accesorio para cocer al vapor, sazona, introdúcelo en una cazuela con un poco de agua y tápala. Cuece el brócoli durante 15 minutos. Retira y resérvalo.

    Pela los ajos, aplástalos con el cuchillo y rehógalos un poco en una sartén con aceite. Corta los tomates por la mitad y rállalos. Agrega el tomate rallado y cocínalo durante 15 minutos.

    Pela los langostinos y saltéalos en una sartén con un chorrito de aceite. Agrega el brócoli y saltéalo. Vierte un chorrito del aderezo de hierbas aromáticas y el tomate con los ajos. Saltea y mezcla bien. Sirve en una fuente y espolvorea todo con el sésamo.

     

  • Receta de Acelgas con puré de patata y cecina

     

    Receta de Acelgas con puré de patata y cecina

    Autor: Karlos Arguiñano

    Receta de acelgas con puré de patatas y cecina de la mano del cocinero Karlos Arguiñano.

     

    Ingredientes (4-6 personas):
    • - Para 4-6 personas:
    • 1 kg. de acelgas
    • 3 patatas
    • 1 puerro
    • 1 cebolla
    • 2 dientes de ajo
    • 2 lonchas de cecina
    • agua
    • aceite de oliva
    • sal
    • 1 cucharada de pimentón dulce
    Elaboración de la receta de acelgas con puré de patata y cecina:

    Pica la cebolla y dórala en una cazuela con un chorrito de aceite. Cuando empiece a tomar color, añade las patatas troceadas y el puerro picado. Cubre con agua, sazona y cocina a fuego medio durante 20 minutos. Retira un poco del líquido y tritura con la batidora eléctrica. Reserva caliente.

    Pica las acelgas y ponlas a cocer en una cazuela con agua hirviendo y una pizca de sal. Tapa y cocina durante 20 minutos. Escurre y reserva.

    Pica los dientes de ajo y dóralos en una sartén con un chorrito de aceite. Cuando empiecen a coger color, aparta la sartén del fuego, deja que temple y espolvorea con el pimentón. Agrega las acelgas y saltea y deja que se cocine todo durante dos minutos.

    Corta las lonchas de cecina en juliana y fríelas en una sartén con un chorrito de aceite.

    Sirve el puré de patata en un plato hondo, añade las acelgas en el centro con la salsa que ha quedado en la sartén y esparce la cecina frita por encima.

    Consejo:

    Para evitar que las acelgas se ennegrezcan, se pueden cocer en agua blanca, es decir, en agua y dos cucharadas soperas de harina.

    Comentario dietético:

    Original presentación para un primer plato tradicional rico en vitamina C, ácido fólico y fibra. Su moderado contenido calópermite acompañarlo con un segundo plato a base de carne en las comidas

  • Cómo hacer una granja de mariquitas en casa

     

    La Huertina De Toni

     El objetivo principal de esta granja de mariquitas (Coccinella septempunctata) es acabar con el pulgón de nuestros huertos de forma ecológica y muy económica, ya que las mariquitas son enemigas naturales de los pulgones y una vez sueltas en el huerto se alojarán sin problema en las plantas infestadas con pulgón, dando buena cuenta de ellos, o en vuestra casa de mariquitassi ya la habéis construido.
     

    granja de mariquitas

     

    Pero antes de soltarlas en el huerto tenemos que crear nuestra granja de mariquitas en casa, para empezar necesitáis capturar a vuestras primeras mariquitas y para esto tenéis dos opciones:


    Pasear por el campo. ¿Fácil no? Dar un simple pateo por el campo o algún descampado de vuestra ciudad y fijaros bien en las plantas infestadas de pulgón, las podréis reconocer por tener unos puntitos negros, amarillos o verdes en el envés de las hojas.

     

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    Casi seguro que cerca de estas plantas con pulgón encontrareis mariquitas o larvas de mariquitas, las cuales también nos valen para nuestra granja. Capturarlas no os dará ningún problema ya que son unos insectos muy dóciles, no os picarán ni nada por el estilo.

     Comprar las mariquitas.

     

    Si caminar no es lo vuestro siempre podéis recurrir a alguna casa comercial, en internet podéis encontrar varias. Yo personalmente os recomiendo salir a capturarlas, desde luego las cogeréis más cariño que si os vienen por correo en una caja? Una vez tenéis vuestras mariquitas o sus larvas, tenéis que darlas un refugio apropiado para que se desarrollen correctamente, hagan sus puestas etc?


    Cómo construir vuestra granja de mariquitas: 

    Para construir vuestra granja de mariquitas no hay que comerse mucho la cabeza, sólo tenéis que seguir los siguientes pasos para montarla:

     
    La estructura principal. Con una simple caja de cartón o plástico os vale, siempre que tenga tapadera para poder cerrarla, acordaos que las mariquitas tienen alas y pueden escaparse? Agujerear la tapa para facilitar la oxigenación de vuestra granja de mariquitas y poner al fondo del recipiente una servilleta para facilitar la limpieza de la granja periódicamente.

     Estructuras secundarias: Para facilitar la puesta de los huevos y hacer la vida más cómoda dentro de vuestra granja de mariquitas, colocar en el interior trozos de huevera y bolas de papel arrugadas. Las mariquitas se sienten seguras en estas estructuras, se suelen meter debajo para pasar la noche o entre los pliegues del papel para realizar las puestas etc…

    Para alimentar a las huéspedes de nuestra granja de mariquitas lo suyo es darlas hojas infestadas de pulgón. Para esto también tenéis dos opciones:

     
    Localizar una zona con varias plantas infestadas e ir recolectándolas periódicamente en función de la voracidad de vuestras mariquitas. El inconveniente principal de esta opción es que al arrancar las hojas infestadas la planta deja de producir savia (alimento principal de los pulgones), por lo que los pulgones que están en estas hojas acabarán muriendo en 2 o 3 días por falta de alimento o porque vuestras mariquitas han dado buena cuenta de ellos…

     Si no encontráis una buena zona de plantas infestadas siempre podéis hacer un pequeño hidropónico, de esta forma los pulgones durarán más tiempo sobre las plantas al seguir extrayendo savia de las mismas (con el hidropónico la planta sigue produciendo savia y el pulgón continúa alimentándose).

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    Si alguna semana no encontráis pulgones cerca, siempre podéis dar alimento a vuestra granja de mariquitas mojando un pequeño trozo de papel en agua con miel. Este néctar casero para la granja de mariquitas garantiza su alimentación por unos días, pero no podéis alimentarlas exclusivamente de eso, tenéis que procurar darlas pulgones frescos?
     

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    Cuidados de la granja de mariquitas: 

    Ya veréis cómo en pocas semanas vuestras mariquitas empezarán a poner huevos, para el cuidado de los mismos lo mejor es separarlos a parte, con meterlos en otro recipiente es suficiente. Intentar que la temperatura de los huevos se mantenga en unos 26ºC y la humedad no supere el 50% para evitar problemas de hongos.
     

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    Con estas medidas seguro que los huevos eclosionan fácilmente, cuidado porque las larvas son aún más voraces que las mariquitas, así que tendréis que intensificar la búsqueda de pulgón para alimentarlas.

    Me llamo Álvaro, soy ingeniero agrónomo y hoy me cuelo en el blog de Toni para comentaros cómo podéis crear vuestra propia granja de mariquitas casera, algo muy fácil y sencillo que os va a traer un montón de alegrías.

    Un placer estar con vosotros y nos vemos en la próxima

    Álvaro ( www.agrohuerto.com )

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  • 10 Plantas para atraer a las abejas

    por 

    Abejas, Sírfidos, Escarabajos, Abejorros…todos son grandes polinizadores importantes en nuestra huerta por lo que es recomendable añadir a nuestro seto de plantas huésped, aquellas que tengan flores durante la Primavera, Verano, Otoño e Invierno en los países más cálidos.

    He recopilado una lista de 10 plantas que suelen tener bastantes flores por lo que son además de muy atractivas para nosotros, también lo son para las abejas.

    1. Siemprevivas: Es una de las primeras plantas que empiezan a florecer a finales de invierno en nuestro huerto, por lo que darán el alimento necesario a los insectos polinizadores, brindándoles la oportunidad de pasar más a menudo por tu huerta. ( Puedes conseguir Semillas aquí )

    2. Lavanda: Florece cuando empieza la época cálida, siendo antes en aquellos sitios en los que son más calurosos. Atrae a muchas abejas, mariposas, escarabajos polinizadores como el que vemos a continuación. ( Puedes conseguir Semillas aq

    3. Orégano: Además de ser una planta culinaria, las múltiples flores que genera sin duda alguna llamarán la atención de muchos polinizadores. ( Puedes conseguir Semillas aquí )

    4. Zinnias: Son muy coloridas y se dan a sol directo, perfectas para nuestro seto. ( Puedes conseguir Semillas aquí )

    5. Tajinastes: Son plantas que cuando florecen atraen una gran cantidad de vida e incluso a chinches insectívoras. ( Puedes conseguir Semillas aquí )

    6. Margaritas y Magarzas:  Cualquier planta de esta familia supone una gran fuente de alimentación, por lo que no podrán resistirse. ( Puedes conseguir Semillas aquí )

    7. Naranjo: Este árbol florece en grandes cantidades y su dulce aroma es irresistible para los polinizadores, además conseguirás también naranjas.

    8. Lantana: Sus flores de múltiples colores son un reclamo pero deben abstenerse los que tengan niños pues sus frutos son venenosos.

    9. Borraja: Se puede usar como culinaria y como medicinal. ( Puedes conseguir Semillas aquí )

    10. Melisa: Es una planta medicinal que florece en Verano, su gran cantidad de flores las hace irresistibles para las abejas. ( Puedes conseguir Semillas aquí )

  • Fabrica tu propio invernadero paso a paso

    guiadejardineria.com

    Un invernadero, aunque sea pequeño, siempre resulta muy útil para cualquier horticultor. Vosotros mismos podréis constuir vuestro propio invernadero de una forma sencilla y al alcance de cualquiera. Vamos allá y veamos el proceso paso a paso.

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    Materiales:

    • tablero de madera de 5 x 30 cm
    • tablero de madera de 5 x 10 cm
    • listón de madera de 5 x 5 cm
    • 5 o más tubos de PVC de 1/2 pulgada
    • 2 trozos de cadena de unos 90 cm
    • abrazaderas para los tubos de PVC
    • malla de alambre de hueco pequeño y otra de hueco grande
    • bridas de nylon
    • plástico de 3,6 m de anchura por el doble de la longitud del invernadero
    • 2 bisagras
    • pistola de clavos o usar tornillos para madera
    • grapadora
    • sierra de inglete o de calar
    • taladro

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    Las longitudes de los tableros de madera no los he puesto pues dependerán del espacio de que dispongáis o del tamaño que queráis que tenga vuestro invernadero. Con el tablero más ancho formaremos la caja inferior donde irá la zona de cultivo.

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    Unimos los cuatro tableros que formarán la zona de cultivo taladrando oblicuamente y clavando los clavos o introduciendo los tornillos y roscándolos. Aunque si no podéis usar este sistema por carecer de la herramienta adecuado siempre podéis usar tornillos y roscarlos por los cantos interiores o usar escuadras de metal. La verdad es que se puede hacer de muchísimas formas, y todas ellas válidas, para unir los tableros. En la parte inferior graparemos la malla de hueco más fino para evitar visitas no deseadas, topillos, etc..

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    Cortaremos los listones de 5 x 5 cm a la misma medida que el cajón del invernadero y reforzaremos las esquinas interiores con trozos de tablero de 5 x 10 cm cortados en ángulo. Los fijaremos con un para de tornillos para madera.

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    Preparamos los tubos de PVC, para un invernadero de 1,20 x 2,40 que es el tamaño del ejemplo se usaron 5 tubos, para un invernadero mayor lógicamente habrá que usar más tubos.

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    Atornillamos las abrazaderas  y colocamos los tubos de PVC, será conveniente asegurar éstos con un tornillo que los atraviese y los una al marco de madera.

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    Aquí tenéis un detalle de la unión de las costillas de nuestro invernadero. Sencilla pero eficaz.

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    Ahora colocamos la malla de hueco grande sobre las costillas de PVC y la fijamos a éstas con las bridas de nylon. También podéis usar alambre o cordel para esta unión.

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    Echaremos la lámina de plástico sobre la cúpula y la fijaremos con grapas al marco de madera. También se puede usar tela para invernadero, es más duradera y transpira mejor. Decantarse por una opción u otra dependerá también del clima del lugar donde vivís.

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    Colocamos las bisagras en uno de los lados estrechos del invernadero para unir el marco al cajón inferior.

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    También instalaremos dos hembrillas a cada lado del marco y el cajón y engancharemos en ellas los trozos de cadena.

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    Las cadenas nos permitirán abrir el invernadero cuando las temperaturas sean agradables y también obviamente para poder trabajar en vuestros cultivos.

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    Con esto tendréis vuestro propio invernadero listo para iniciaros en el cultivo de verduras y hortalizas en invernadero.

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    Pero podéis añadir algunas mejoras que os facilitarán el trabajo como es la instalación de un riego por goteo o por exudación. Sólo habrá que practicar un orificio para pasar el tubo y dejar en la parte de fuera la toma de rosca interior.

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    Es desde luego una magnífica mejora que os librará de tener que estar pendientes de los riegos si además añadís a la instalación un regulador electrónico.

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    Algunos cultivos como los tomates por ejemplo y otros que requieren temperaturas cálidas se verán beneficiados y vosotros también.

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    También os puede servir para sembrar con anticipación ciertos cultivos que requieren temperaturas suaves y después trasplantarlos al exterior, ganando así algunas semanas en la recolección. Un invernadero muy fácil de construir y que os dará grandes satisfacciones a pesar de su aparente sencillez.

  • Errores comunes a la hora de empezar un huerto

    errores habituales al empezar un huerto

    Escrito por Marta Rosique el 

    Empezar un huerto es toda una aventura, empezar a ver cómo crecen tus cultivos e imaginarte cogiendo tus propias cosechas hace mucha ilusión, tanto que a veces (y yo la primera) pasamos por alto cosas importantes. Son errores muy comunes al principio y que después de yo cometer y aprender de la peor forma (viendo como la ilusión de llenarme la ensalada de tomates de los buenos se iba al garete) he visto como muchos nuevos hortelanos los volvían a cometer. Así que hoy, quiero evitarte a ti que caigas en esos mismos errores que parece todo novato está condenado a cometer.

    Error número 1- Empezar a lo grande

    Pinterest hace mucho daño, ver imágenes de balcones llenos de vegetación hasta el último milímetro da mucha envidia, y querer conseguir eso desde el minuto uno está el 90% de las veces condenado al fracaso. Hace que no podamos abarcar ni acostumbrarnos a los diferentes ritmos y necesidades de cada planta. Cuando ya le has cogido el ritmo empieza a ser más fácil ir añadiendo cultivos y variedades nuevas, de hecho, te lo va a pedir el cuerpo. Es más fácil conseguir ese balcón soñado poco a poco, creeme.

    Error número 2- Empezar con muchas plantas de un sólo cultivo

    Si sólo te caben 10 plantas en tu balcón, que no todas sean el mismo cultivo, aunque es cierto que te resultará más fácil (ya que cada planta tiene su ritmo y sus necesidades) te verás en las siguientes situaciones:

    • Tendrás toda la cosecha de golpe y de un mismo producto. Las cosechas también deben gestionarse, para poder tenerlas variadas en cultivos y en el tiempo, si no, te puedes encontrar con meses en los que el huerto no te da nada y encontrarte de pronto con una cantidad de tomates, o berenjenas, o coles, que no podrás consumir. Además, resulta más gratificante tener las cosechas repartidas en el tiempo.
    • No aprenderás a gestionar los tiempos: Puedes estar cosechando cilantro en un mes, mientras que desde la siembra un tomate puede tardar 3-4 meses en darte fruto, cada uno tiene sus necesidades de riego y fertilizante, y es importante que aprendas a coger práctica para que te acabes convirtiendo en un máster de la logística huertana.
    • Puedes acabar aborreciendo el cultivo: ¿cuántos rábanos comes a diario? Es cierto que tener un huerto incrementa la cantidad de vegetales en la dieta, pero no te engañes, si no eres gran fan de algo y tienes demasiado (por ejemplo, siembras 20 rabanitos y los cosechas todos el mismo día al cabo de un mes) tendrás una buena sobredosis, al final no sabrás que hacer con tanto rábano.

    Error número 3- No preparar el suelo o empezar con cualquier sustrato

    Da igual si empiezas en un trocito del jardín o en macetas, el suelo es la base de la salud de las plantas, y tiene que ser el mejor para que el huerto no te falle a medio camino. Escoger el mejor sustrato para cada situación y preparar el suelo antes de plantar te va a quitar muchos dolores de cabeza después.

    Error número 4- Plantar muy junto

    Al ver las plantas tan peques cuando las trasplantamos (ya no hablemos si empezamos desde semillas) cuesta imaginar el tamaño de su estado adulto. Las tomateras pueden medir más de un metro, y las matas de  berenjena se pueden convertir en verdaderos arbustos. Es importante investigar un poco y plantar con la separación necesaria cada cultivo. Plantar demasiado junto hará que las plantas compitan por los nutrientes, el espacio y el agua, y que no lleguen a buen término.

    Error número 5- Fertilizar de más (o de menos)

    Demasiado, demasiado poco, o incluso no utilizar el fertilizante adecuado puede ser fatal, incluso puede llevarnos a conseguir el efecto contrario que buscamos (que las lechugas echen flor en lugar de más hojas, por ejemplo, entonces adquieren un sabor muy amargo, o que los tomates en lugar de madurar se caigan). Y es que aprender a fertilizar bien es toda una ciencia, que tiene un principio básico y universal: tienes que conocer a tu planta!

    Error número 6- No escoger un buen lugar

    No tener en cuenta la luz, el viento o la temperatura del lugar donde vas a poner el huerto es un error muy habitual. Algunas plantas requieren más luz que otras para prosperar, y es importante tenerlo en cuenta.

    En definitiva, empieza con poco y de forma consciente, investiga sobre las necesidades y los ritmos de tus cultivos, aprende a conocerlos un poco. Si quieres aprender más sobre cómo evitar estos errores (y muchísimos más), tienes todas las claves para empezar en nuestro curso online gratuito “Móntate un huerto”. En él, Raúl y yo te cogemos de la mano para guiarte en tus primeros pasos en la agricultura urbana. 

  • Tabulé(ensalada arabe de bulgur)

     

    Tabule libanes bulgur 4

    El tabulé (o tabbouleh) es una receta originaria de la cocina libanesa y siria, que a lo largo del tiempo se ha ido extendiendo a otras zonas del Medio Oriente. Esta tradicional ensalada se prepara con bulgur, tomate, cebolla, perejil y menta, todo aderezado con aceite y limón. Quizá habéis visto más de una receta de tabulé que en lugar de bulgur lleva cuscús, pero esta variación solo es propia del Magreb. Por la influencia de esta cultura en España, quizá aquí es la versión más conocida. En todo caso, hoy os he querido enseñar la versión más clásica y tradicional
    de este plato tan fresco.

    Pero, ¿qué diferencia hay entre el bulgur y el cuscús? Ambas cosas son sémolas de trigo. Y bien, ¿qué es una sémola? La sémola es el cereal molido en grano grueso, sin dejar que llegue a convertirse en harina. En el caso del bulgur, el grano se cuece primero y, posteriormente, se seca antes de comercializarse. Esa es la gran diferencia con el cuscús, que no se hierve antes de su preparación final.

    El bulgur es un cereal que se está empezando a conocer en nuestro país, a pesar de ser uno de los cereales más consumidos del mundo. Tiene las mismas propiedades que el trigo; es rico en fósforo, magnesio y hierro y una excelente fuente de hidratos de bajo índice glucémico. Creo que este cereal os gustará especialmente por su sabor un tanto dulce y la rapidez con la que se prepara. Lo podréis encontrar en supermercados orientales y tiendas especializadas en productos ecológicos.

    Las sémolas se cuecen en seguida y quedan muy pastosas si están demasiado hechas. Por lo tanto, vale la pena estar pendientes del tiempo y del aspecto del bulgur mientras se cocina. Una vez el bulgur haya absorbido el agua, debemos pasarlo a un bol, añadir un poco de aceite de oliva y remover cuidadosamente con un tenedor; de esta forma soltaremos los granos a medida que se templa.

    INGREDIENTES (4 personas)

    • 200 g de bulgur
    • 480 ml de agua
    • 70 g de cebolla tierna
    • 4 tomates de pera
    • 2 tazas de perejil
    • 1 rama de hierbabuena o menta
    • El zumo de 2 limones
    • Aceite de oliva
    • Sal

    PREPARACIÓN

    1. Empezamos preparando el bulgur. En una olla, vierte el agua, el bulgur y la sal. Pon al fuego y dejar cocinar entre 10-15 minutos o hasta que el bulgur haya absorbido el líquido. Pasamos el bulgur cocido a un bol, añadimos un poco de aceite de oliva y removemos cuidadosamente con un tenedor; de esta forma soltaremos los granos a medida que se templa. Dejamos enfriar en la nevera.
    2. Cortamos los tomates por la mitad, les quitamos el pedúnculo y los cortamos en cuadraditos. Los reservamos en un bol grande o una fuente.
    3. Picamos la cebolla, el perejil y la hierbabuena, y lo añadimos a los tomates.
    4. Exprimimos los limones y filtramos el zumo por un colador para retirar los piñones y pequeños restos de piel del limón.
    5. Cuando el bulgur esté frío, lo mezclamos con las verduras y aliñamos con aceite, el zumo de limón y una pizca de sal.