Adjudicados Huertos Pando

«Ya tenía el huerto hecho a mi medida, que me vuelva a tocar es toda una suerte»

José Alberto García sonríe tras conocer la adjudicación del huerto urbano en Pando. /  ALEX PIÑA

José Alberto García sonríe tras conocer la adjudicación del huerto urbano en Pando. / ALEX PIÑA

 

José Alberto García resulta beneficiario de uno de los treinta y cuatro terrenos de cultivo que adjudica el Consistorio

ALBERTO ARCE OVIEDO. 

 

«He estado tres años trabajando el huerto y ya lo tengo hecho a mi medida. Que me vuelva a tocar es toda una suerte», explicó José Alberto García, miembro de la Asociación Huertos de Pando, momentos después de enterarse de que había resultado agraciado una vez más en el sorteo municipal de los huertos urbanos públicos del antiguo campo de Luis Oliver, entre los barrios de Pumarín y Ciudad Naranco.

La rifa se produjo, durante la mañana de ayer, en la sala número siete del Palacio de Exposiciones y Congresos Ciudad de Oviedo. Allí, bajo la expectación de los asistentes, hoja numerada en mano, se repartieron 34 de las 37 parcelas de Pando entre las más de 180 solicitudes presentadas. Tres de ellas están destinadas para el uso de distintas oenegés y asociaciones.

Los mayores de 65 años, con 51 solicitudes, se llevaron diecisiete huertos; los mayores de 35, el grupo más numerosos, con 118, doce; y, por último, a los mayores de 18 se les adjudicaron cinco terrenos.

García cantó rápido para bingo. El suyo, el número 22, salió en tercer lugar, una cifra que le permitirá disfrutar de los más de cuarenta metros cuadrados del huerto hasta el próximo 30 de octubre de 2022. «Yo allí planto de todo: lechugas, cebolletas dulces o tomates», aseguró. «Con los tomates hay que tener cuidado, ya se sabe lo que pasa en Asturias». A este vecino del centro de Oviedo le ha sonreído la suerte. «No es muy común que te toque dos veces seguidas», comentó, «pero tengo derecho a que se me adjudique el mismo que tenía (el número trece)».

Todas las instalaciones cuentan con suministros de agua y taquillas con cerradura para cambiarse y guardar los aperos de labranza. «El único problema que tenemos aquí es que no nos han construido aún unos aseos», concluyó.

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