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  • La ensaladilla rusa

    Ensaladilla rusa: seis errores que te la pueden arruinar. 

    Toma nota si quieres una ensaladilla perfecta. La mayonesa es una de las claves

    AMP

    Es una tapa de las más clásicas, pero también un plato o acompañamiento muy recurrente en verano: una buenaensaladilla rusa, un plato frío cuyos ingredientes principales son tan sencillos como la patata, el huevo y la mayonesa.

    Pero no siempre nos queda bien. Unaensaladilla aguada o con poco sabor puede estropear una comida de verano. Hemos consultado los secretos de algunos establecimientos míticos que sirven ensaladilla para saber qué errores debes evitar.

     

    1. Usar una mala patata

    Patatas
    Patatas (ROGER LLEIXA / Roger Lleixà)
     

    La calidad de la patata es primordial para que la ensaladilla rusa quede buena, es su ingrediente base. Pero como en tantos temas, para gustos, colores. “La mejor es la monalisa. Con ella no te equivocas y seguro que la puedes encontrar en todas partes”, dice Carles Abellán, alma, entre otros, del Tapas 24 barcelonés.

    “Nosotros siempre usamos la patata lo más nueva posible y que no esté tocada”, apunta Juanjo López, cocinero y propietario de La Tasquita de Enfrente, un clásico madrileño. En el Uvedoble de Málaga, ganador del Campeonato de Málaga de ensaladilla rusa, el propietario y jefe de cocina Willie Orellana asegura que la mejor es “la ágata, una patata que cremosa y dulzona que da una textura agradable al conjunto y que no absorbe demasiada mayonesa”.

    2. Que quede aguada

    Para evitar que la ensaladilla quede aguada hay algunos trucos. El primero de ellos es cocer la patata (y zanahoria, si se le pone) con piel, pelarla cuando está todavía tibia, y a continuación cortarla en trocitos pequeños. De esta manera, la hortaliza no coge agua. Así lo hacen en muchos establecimientos.

    En otros, como La Tasquita madrileña, prefieren cocer las patatas una vez cortadas, pero apuntan que es muy importante el escurrido. “Lo cocemos cortado porque así el tiempo de cocción de los ingredientes (patata y zanahoria), es similar. Luego hay que escurrirlo todo bien, antes de añadir el resto de elementos”.

    3. Una mayonesa mala o aburrida. 

    Para conseguir una buena ensaladilla, debes hacer la mayonesa en casa. Es tan sencillo como poner un huevo (si es ecológico o del número 1, mejor) en el vaso de la minipimer, añadir aceite de oliva virgen, sal y vinagre o limón, poner la batidora en el fondo de todo, y batir a la máxima potencia, en un inicio sin mover el brazo batidor, luego levantándolo poco a poco. Pero si le das un toque de sabor, mejor que mejor.

    En el Uvedoble malagueño hacen un fondo concentrado con cabezas de gambas que incorporan a la salsa, dándole potencia. En el Tapas 24, en cambio, consiguen ese añadido de fuerza añadiendo a la mayonesa una pequeñísima parte de ajo, el aceite del atún y un par de cucharadas de agua de las aceitunas. Son trucos que pueden mejorar mucho tu ensaladilla.

    3. Añadir la mayonesa en frío

    A menudo añadimos la mayonesa en frío, pero es un error: la salsa queda poco integrada en el plato. Para evitarlo hay un truco que usan muchos cocineros, que es agregar la mayonesa a las hortalizas cuando todavía están templadas. “Es muy importante porque así se introduce de forma más amorosa en la patata y en el plato, la mezcla no queda tan bien si se hace en frío”, dice Abellán. Lo mismo apunta Juanjo López desde Madrid.

    4. Hacerla de un día para otro..

    En esto coinciden todos los expertos: hay que hacer la ensaladilla el mismo día que se va a consumir. Además de no jugárnosla con la salsa mayonesa –que en verano puede causar alguna que otra intoxicación por el huevo crudo que lleva-, los sabores serán mejores. Hay que descartar cualquier ensaladilla expuesta desde el día anterior en un bar, o en las que veamos partes verdosas u oscuras en la yema de huevo.

    5. ... o comerla demasiado fría

    Además, desde La Tasquita de enfrenten recomiendan comerla sin enfriar, pero preparada al momento: “Cuando la patata ya ha bajado de temperatura después de la cocción, se aliña, se mezclan los ingredientes y ya está”. ¿Por qué sin frío? “El frío camufla sabores y genera toques metálicos”, dicen.

    Aquí podemos apuntar que hay que ser cautelosos con la temperatura, para no exponernos a una intoxicación. Podemos añadir la mayonesa con los ingredientes tibios, pero si no la vamos a comer de inmediato, la refrigeraremos y la sacaremos de la nevera con tiempo para que pierda un poco de frío.

    6. Hacerla siempre igual

    No explorar sus miles de versiones es un error. ¿Patata, huevo, atún y mayonesa? Pues esa sería la base, pero le puedes dar muchos matices a tu ensaladilla, poniendo un poco de imaginación. Desde los clásicospepinillos, aceitunas o anchoas hasta los más arriesgados langostinos, salpicón de carabinero, mojama o huevas de trucha, opciones que figuran entre la treintena de propuestas de La Tasquita de Enfrente. Una buena lasca de ventresca coronando una ración de ensaladilla siempre se agradecerá.

  • Sopa de pepino

    Sopa de pepino

    Se puede tomar como aperitivo, primer plato o durante el día

    AMP
    Receta de Sopa de pepino

    Ahora que es temporada de pepinos os proponemos esta receta de absoluto verano. Una sopa refrescante para sobrellevar el calor, gracias a la gran cantidad de agua que su ingrediente principal nos aporta. Una receta versátil que se puede tomar como aperitivo, primer plato o incluso para hidratarnos durante el día.

    Ingredientes

    >2 pepinos.

    >1 zanahoria.

    >2 ramilletes de canónigos.

    >1 vaso de agua.

    >Vinagre de manzana.

    >Sal.

    >Aceite.

    >Pimienta.

    Paso a paso

    1.Cortar pepinos por la mitad, salar un poco y dejar reposar 20 minutos para que pierdan el amargor. Lavarlos.

    2.Colocarlos en un vaso batidor con un chorro de aceite de oliva, un vaso de agua, un poco de vinagre, sal y pimienta.

    3.Triturarlo todo hasta que quede una sopa fina. Pasar la sopa por un colador.

    4.Servir la sopa con un poco de zanahoria rallada, unas hojas de canónigo y un chorrito de aceite de oliva.

  • Pote de Nabos

    Receta del auténtico pote de nabos de la Cofradía de Amigos de los Nabos

     

    pote de nabos

    El auténtico pote de nabos preparado al estilo tradicional de Morcín.

     

    • Tiempo estimado: 45 minutos

    Ingredientes:

    • 4 kilos de nabos
    • 1 morro de cerdo
    • 2 orejas de cerdo
    • 1 rabo de cerdo
    • 1 trozo de cabeza de cerdo
    • 4 morcillas
    • 4 chorizos

    Normalmente la carne del cerdo suele estar salada (ya que la época de los nabos coincide con la matanza del cerdo) y por tanto para cocinarlos se pone a remojo 24 horas antes de cocinarlo, cambiándose el agua 2 o 3 o en su defecto darles antes un escaldado de media hora o algo más y tirarle el agua del escaldado. Se pelan los nabos bastante gordos para que queden correosos o con estilla y se cortan en gajos gordos (ya que al cocerlos sueltan mucha agua y menguan mucho). Se pone en una tartera, en el fondo de ella una capa buena de nabos, encima se pone otra capa de compango o carne de cerdo, luego otra capa de nabos y encima otra capa del compango restante, se le añade agua (no mucha pues los nabos ya sueltan bastante agua al cocerlos) y se dejan cocer a fuego medio durante 2 horas aproximandamente, y se dejan reposar para que cuajen y se empapen del caldo del compango (La cocción se suele hacer el día antes de comerlo). El día después se separan el compango de los nabos y se trocea para servirlo teniendo mucho cuidado no deshacer los nabos al hacer esta operación. Los nabos se sirven en una sopera o bol y el compango en en larguero todo ello bien caliente.

  • Encurtidos en vinagre

     

    ENCURTIDOS. TODO LO QUE DEBES SABER SOBRE LA CONSERVA EN VINAGRE

    LÚA MONASTERIO

     

     Lo que nació hace miles de años como una técnica para alargar la vida útil de los alimentos, hoy se ha convertido en un aliado de primer orden para los artífices de la cocina contemporánea.

    Los encurtidos no sólo aportan matices a un plato distintos a los del producto original. También son fuente de inspiración para que cada cocinero, vinagre en mano, dé rienda suelta a su imaginación y a su pericia.

    Las cebollitas son unos de los encurtidos más célebres. 

    Un alimento, previamente fermentado o no -o previamente marinado en una salmuera o no- que se introduce en una solución con vinagre. En algunas ocasiones, junto a hierbas aromáticas y/o especias. Hace miles de años, y ante la evidente falta de tecnología, nació desde el ingenio para poder alargar la vida útil de los alimentos fuera de temporada o en épocas de escasez. Hace décadas, trascendió como aperitivo y como una de las grandes familias de conservas. Sólo hay muy pocos años, se tornó en un aliado de primer orden para los artífice de la cocina contemporánea. Hablamos de los encurtidos.

    Bien como ingrediente, bien como técnica, el encurtido tiene mucho que decir al que cocina con pasión1 con la única intención de hacer felices a sus comensales. Apicius.es expone las nociones indispensables sobre esta elaboración a continuación.

    Definición

    El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua ofrece una definición escueta de ‘encurtir’: “Hacer que ciertos frutos o legumbres tomen el sabor del vinagre y se conserven mucho tiempo teniéndolos en este líquido”. Y, con todo, aporta dos elementos fundamentales en la técnica. Uno de ellos es el vinagre. Éste no sólo aporta sabor, y aquí es donde llega el otro factor clave: el de la conservación. Así, y tal y como puede leerse más arriba, lo que nació hace miles de años como una técnica para conservar alimentos, hoy se ha transformado en un gran aliado para los que buscan platos memorables.

    Otros expertos hablan en sus definiciones de procesos clave en el ámbito del encurtido, como el de la curación en vinagre del alimento en cuestión o la posible fermentación a la que éste puede ser sometido antes de su conserva. Y añaden los productos que, tradicionalmente, se suelen encurtir en las gastronomías occidentales. Como norma general, entre ellos se encuentran las hortalizas, las legumbres y los frutos. Añaden que al vinagre, además, se le suelen añadir hierbas aromáticas, que sueñen variar en función de la región de la que provenga el encurtido.

    Apuntes históricos

    La de encurtir es una de las técnicas de cocina más antiguas de cuantas se han documentado. Los expertos sitúan su origen unos 1.000 años antes que el de la escritura. Por tanto, y según la concepción general historiográfica actual, estamos hablando de una elaboración prehistórica.

    Así, se cree, por ejemplo, que empezaron a prepararse de este modo en la antigua Mesopotamia hace más de 4.000 años, y que los comerciantes las habrían llevado a China en el siglo II a.C. Siglos antes, en torno al 350 a.C., Aristóteles ya había ensalzado las bondades de los pepinillos. Y Julio César se encargaba de que sus soldados los consumiesen con cierta asiduidad, ya que les atribuía una gran capacidad para mejorar las condiciones físicas y espirituales del que los comiese.

    En España, los encurtidos atesoran una bella tradición histórica. Amén de las aceitunas, que empezaron a curarse y aliñarse para alargar su consumo tras toda la recolección otoñal, llaman la atención las berenjenas. Estas tuvieron una especial importancia en la cocina andalusí, ya que se cree que fueron los árabes procedentes de Siria los que introdujeron no sólo el producto, sino el método de conservación que pervive en la actualidad con las célebres berenjenas de Almagro (Ciudad Real). Pasados los siglos, y además de como tapa en los bares, los encurtidos se han dispensado tradicionalmente en puestos de mercados y en tiendas de ultramarinos como las de la imagen.

     

    Encurtidos en la tradición. Algunos productos protagonistas

    Tal y como se explica más abajo, en la actualidad son muchos los productos que, encurtidos de forma casera, se emplean en una multitud de platos de la cocina contemporánea. Con todo, hay algunos que forman parte de la tradición y que se encuentran dentro de lo que podría llamarse ‘encurtidos clásicos’. A continuación, se exponen algunos de ellos:

    Cebollitas

    Además de en España, son muy típicas de Reino Unido, donde se las conoce como ‘pickled onions’. Se elaboran con variedades de cebollas de pequeño tamaño, que se destinan ex profeso para someterlas a un proceso de encurtido. Además de como aperitivo, pueden emplearse como ingrediente en algunos estofados y formar parte de algunos sándwiches. Además, cabe destacar que en Reino Unido puede servir de guarnición al ‘fish and chips’.

    Pepinillos

    Ya sea como guarnición o como aperitivo, los expertos sitúan al pepinillo como uno de los encurtidos más antiguos y más populares en el mundo. Se emplea en varias cocinas asiáticas, de Oriente Medio y a lo largo y ancho de toda Europa. Es fácil, por tanto, pensar que sus aplicaciones son múltiples y variadas: se aplica en hamburguesas y sándwiches, en ensaladas y en la salsa tártara, por citar sólo unos pocos ejemplos.

    Guindillas

    Guindillas, piparras (en el País Vasco), chiles (en México) -normalmente Serranos y Jalapeños-, ajíes (en Perú)… Todos son productos de la misma familia. Y todos atesoran una tradición centenaria como encurtidos.

    Coliflor

    La coliflor encurtida es muy típica de la cocina rumana. En ciertos países de Oriente Medio, de igual manera, forma parte de una mezcla de encurtidos -junto con nabo remolacha y pepino, entre otros- que se toma como guarnición para varios platos. En Italia, se usa la coliflor encurtida para preparar ‘giardiniera’, que también incluye cebolla, zanahoria y apio con la misma elaboración.

    Zanahorias

    Además de emplearse en varias cocinas europeas, llama la atención su uso en países como Indonesia y Filipinas. En este último país, destaca el ‘atsara’, que también incluye papaya, ajo y pasas; y que se adereza con azúcar y diversas pimientas.

    Aceitunas

    Junto a la gastronomía española, es de vital importancia en las cocinas griega y de varios países de Oriente Medio. Podría decirse que es el encurtido por antonomasia… Amén del aceite, no hay ninguna otra elaboración en la que se empleen crudas.

    Alcaparras y alcaparrones

    Junto con las aceitunas, las alcaparras y los alcaparrones se suelen emplear -y servir- encurtidos en lugar de frescos. Además de en España, son muy utilizados en la cocina piamontesa -en Italia- y en países como Argentina.

    Curiosidades

    • En la Antigua Roma, los pepinillos encurtidos gozaban de un gran aprecio gastronómico. Los romanos, de hecho, desarrollaron varias técnicas para encurtirlos.
    • Por norma general, y en la cocina tradicional, los productos que suelen encurtirse son vegetales. Una de las excepciones está en la cocina escandinava. En ella, son típicos los arenques encurtidos. De igual forma, en Reino Unido son famosos los ‘pickled eggs’, o huevos encurtidos.
    • Además de las hortalizas, también hay cítricos que son sometidos a este proceso. Por ejemplo, en la cocina marroquí está muy extendido el uso de limones encurtidos. Y, en las algunas asiáticas, el protagonista principal es el kumquat.

    Empleo de encurtidos en la cocina contemporánea. Algunos ejemplos gráficos

    Tal y como se explica a lo largo de este artículo, la del encurtido nació como una técnica destinada a conservar ciertos alimentos. Con el devenir de los años, ha trascendido como un aliado de primer orden para algunos de los cocineros punteros en este país. Así, muchos de ellos no sólo los aplica desde hace tiempo, sino que los emplea como una parte fundamental de la propuesta desde el mismo momento de su concepción.

     

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  • Elaborar Encurtidos con Arzak

    Encurtidos

    Vamos a hacer unos encurtidos también conocidos como pickles, que podemos tomar como aperitivo o como guarnición.

    En el supermercado podemos encontrar una buena variedad (ajos, pepinillos, cebolletas), pero también podemos hacerlos en casa.

    Hay esencialmente 2 maneras de hacerlos. La primera, añadiendo vinagre al vegetal (encurtidos no fermentados). Y la segunda, añadiendo al vegetal una mezcla de agua y sal (encurtidos fermentados) o salmuera, que es como los vamos a preparar hoy.

    Y esto es todo lo necesario para enseñaros a hacerlos:

    • 1 litro de agua
    • 2 cucharadas de sal marina
    • 1 bote de cristal
    • Unos vegetales: pimiento (rojo y verde), zanahoria, nabo (cortados en bastones del mismo tamaño) y unos rabanitos
    • Una hoja de laurel 
    • Unos granos de pimienta

    Para hacer la salmuera,mezclamos 1 litro de agua con 2 cucharadas de sal hasta que se diluya bien. Colocamos los vegetales en el bote, cubrimos con la salmuera y lo cerramos.

    Y la pregunta más obvia es: ¿Cuándo están listos para consumir? 

    Hay que dejarlos fermentando por lo menos durante una semana en un lugar oscuro. Cuanto más tiempo los dejemos, el sabor se hará más fuerte. 

    Una vez abierto el bote, conviene guardarlo en el frigorífico.

    Como conclusión podemos afirmar que son fáciles de preparar, son nutritivos y muy fáciles de conservar.

    Nutrición:

    Tienen además efecto desintoxicante y alto valor nutritivo (los fermentos contienen folatos y abundante vitamina C). 

    Además, son muy buenos para mejorar la digestión. Tomar estos encurtidos alrededor del plato principal en cada comida favorece la digestión, ayuda a evitar los gases (siempre que la masticación sea correcta) y a favorecer el buen funcionamiento de la vesícula biliar para la digestión de las grasas, pues estimulan la secreción de bilis. 

    También es muy beneficioso en caso de afecciones del hígado.

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  • Borraja con ajo y jamón

    Receta de Borraja al vapor con refrito de ajo y jamón

    • Ingredientes (4 p.):
    • 2 kg. de borrajas
    • 1/2 kg. de patatas
    • 200 gr. de jamón
    • 3 dientes de ajo
    • 1 cucharada de harina
    • 2 huevos cocidos
    • agua
    • aceite virgen extra
    • 1 cucharadita de pimentón
    • sal
    Elaboración:

    Limpia (quita los hilos del tallo con el cuchillo o con el estropajo) y corta las borrajas en trozos. Mantenlas a remojo en un bol con agua. Mientras, pon a cocer en un cazo con agua, los huevos durante 8-10 minutos.

    Pela las patatas y trocéalas. Ponlas en el fondo de la olla rápida con un poco de agua y coloca las borrajas en el cestito para cocer al vapor. Cuece las verduras durante 4 minutos.

    En una cazuela baja, con un poco de aceite, fríe los ajos fileteados. Añade el jamón troceado y un poco de harina. Rehoga y agrega el caldo de las borrajas (que no quede muy espeso).

    Incorpora a esta salsa la borraja y las patatas cocidas y cocínalas a fuego lento unos 2 minutos. (si espesa mucho puedes agregar mas caldo). Añade los huevos cocidos cortados en cuatro trozos, espolvorea con pimentón y sirve.

    Consejo:

    Generalmente el consumo de ajo genera problemas de digestión y mal aliento. Estos problemas se pueden solucionar en parte, retirando el tallo central. Y recordar que el "perejil" es una aliado para quitar o la menos "rebajar" el "olor a ajo".

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  • Verduras en microondas

    Cómo cocinar verduras en el microondas
    Al dente. MÒNICA ESCUDERO

    TÉCNICAS

    CÓMO COCINAR VERDURAS EN EL MICROONDAS

    El electrodoméstico más infrautilizado de la cocina casera es perfecto para cocinar verduras al vapor en cuestión de minutos, y también sirve para hacer sofritos o patatas para una tortilla rápida.

    Aunque en este país todavía arrastra el sambenito de que es peligroso y se sigue usando sobre todo para calentar, las aplicaciones culinarias del microondas son múltiples (y muy prácticas). Una de las más interesantes tiene que ver con la cocción de las verduras, ya que conserva tanto el sabor como el color y la textura, además de ser práctico, limpio y rápido como pocos otros métodos. A continuación os daremos algunos trucos para que dejéis de ver el microondas solo como el electrodoméstico que os ayuda con la leche cada mañana, y empecéis con él una relación verdulera que acabe en verdadero amor (además de ayudar con esas cenas que a veces nos pillan con la inspiración ya en fase REM). 

    La cocción más sencilla

    La manera más sencilla de usar el microondas para hacer verduras es utilizar el agua que contienen para conseguir una especie de cocción al vapor. Simplificando al máximo, podríamos decir que las ondas de radio de alta frecuencia generan movimiento en el agua que contienen los alimentos, lo que aumenta su temperatura y la convierte en vapor, sin tener que añadir nada (solo tapándolas bien para que el vapor no se escape y queden secas).

    Siempre tendremos que hacerlo a máxima potencia y controlando el tiempo, para que no se pasen. Para verduras que suelen necesitar una cocción corta, como las judías verdes, los guisantes, zanahoria tierna cortada, floretes de brócoli o espárragos verdes podemos empezar con 2:30 minutos, si vamos a preparar una ración de unos 200 g (3:30 si ponemos el doble de cantidad). Si no están a nuestro gusto, seguiremos con cocciones de un minuto.

    Con la calabaza en trozos, la coliflor, la col y la lombarda –troceadas o en arbolitos–, el apio, la kale o berza más tiernas, las endivias, la cebolla en trozos grandes, el nabo y la chirivía podemos empezar con 4 minutos, y seguir cociendo un minuto y medio más cada vez. Si lo que queremos hacer es remolacha en trozos grandes, patata, boniato, yuca o los tallos y troncos de las acelgas o las partes más más leñosas de algunas coles, arranquemos con seis minutos y ajustemos a razón de minuto y medio por ciclo, como en el caso anterior.

    Cada vez que destapemos el recipiente para comprobar la cocción, hay que remover para que el calor se reparta uniformemente. Si no las vamos a utilizar las verduras al momento porque queremos añadirlas a una ensalada, un salteado o como guarnición, será necesario enfriarlas en agua con hielo para que el calor residual no las recueza.

     

     

    Enfriar es la clave. 

    Escoger los recipientes

    Aunque la firma Lekué ha sacado al mercado todo tipo de utensilios especializados para cocinar arroz, huevos o bacon, para cocinar verdura este electrodoméstico necesitas poco más que un recipiente apto -un bol de Pyrex, por ejemplo- y un film de uso alimentario que lo cubra bien. Si lo vas a usar habitualmente, un estuche básico de silicona puede serte de gran ayuda, y si no tienes fogones -por ejemplo, en el trabajo- puede ser de gran ayuda para improvisar algo con un puñado de judías, patatas y zanahorias que puedes comprar en cualquier verdulería.

    Las patatas y boniatos pueden asarse en el microondas tal cual, tomando la precaución de pincharles un par de veces la piel con un tenedor para que no exploten. Pero hay unas bolsas especiales que ayudan a que se hagan en menos tiempo, las mantienen calientes después si se nos ha ido el santo al cielo y distribuyen el calor. Se pueden usar con varias patatas a la vez, pero si vas a hacer más de unos 600 g es posible que el proceso se alargue demasiado, y vale más la pena hacerlo en varias tandas.

    Ajustar bien las cantidades

    Seguramente este sea el mayor problema de la cocción de verduras al microondas: es complicado hacer grandes cantidades de una sola vez, así que por muy rápido que sea es complicado hacer una comida caliente para cuatro en pocos minutos. Si ponemos demasiada cantidad el proceso se ralentiza, es fácil que se genere demasiado vapor y las verduras queden cocidas y el calor estará mal repartido: desastre al canto.

    Pero que no pueda solucionarte una comida o una cena completas no significa que no puedas sacarle partido. Si quieres acortar el tiempo de preparación de la tortilla de patatas y, de paso, hacerla más ligera, el microondas puede ayudarte. Pon las patatas cortadas para tortilla -como suelas hacerlo- en un recipiente apto para microondas, añade un chorro de aceite y un poco de sal dale unas vueltas para que se reparta bien. Ponlo al máximo bien tapado y déjalo cuatro minutos; destapa, remueve y dale tres minutos más, o el extra que sea necesario para conseguir unas patatas que parezcan confitadas. Unas vueltas a fuego alegre en una sartén antiadherente le darán el punto crujiente: listas para convertirse en la tortilla de tus sueños.

     

     

    Trío maravillas al microondas.

    Y los tiempos

    Como ya os comentamos en este post sobre cocinar verduras al vapor, podemos preparar juntos alimentos que tengan diferentes tipos de cocción si ponemos al principio los que más vayan a tardar y añadimos en orden los demás. Para que la operación sea un éxito, deberíamos tener todos los ingredientes preparados desde el primer momento, y destapar, añadir lo que sea y volver a arrancar la cocción en el menor tiempo posible.

    Si esto os parece muy complicado, podéis jugar con los tamaños de corte, haciendo más pequeños los que vayan a tardar más y dejando en trozos más grandes los que se cocinen antes. ¿Hay alguna excepción? Si haces confetti de patata o boniato vas a conseguir un bonito puré; en este caso es altamente recomendable dejarlas a tamaño normal y darles el extra de tiempo que necesitan.

    Mejor aliñar siempre después

    Darles un extra de sabor a estas verduras con aceite, sal, vinagre o limón y especias, semillas o alguna salsa es básico para que comerlas sea, además de sano, sabroso. Para asegurarnos de que los elementos líquidos no interfieren en el proceso de cocción, lo más adecuado es ponerlos al final, cuando saquemos las verduras del microondas. El vinagre o el limón, si se ponen con la verdura la recocerán, además de cambiar su sabor (el limón se agriará, y el vinagre quedará demasiado concentrado). Podemos poner especias en polvo, sin pasarnos: si nos hemos quedado cortos, es posible ajustar la cantidad después. Si nos hemos pasado, será imposible rectificar.

     

     

    Puede hacerse sin encender el fuego.

    Sofritos sin sartén

    Podemos usar aceite cuando queramos conseguir un sofrito, como una sanfaina o pisto. Para este tipo de preparaciones es recomendable poner primero las verduras en daditos sin tapar a máxima potencia, parando para remover más o menos cada minuto y medio. Con esto conseguiremos que pierdan parte de su agua sin dejar el microondas hecho un ecce homo, y controlar perfectamente el punto en el que ya están suficientemente deshidratadas como pasar a a segunda fase.

    Ahora pasa el puré de tomate que vayas a usar por un colador fino de malla para que pierda parte de su agua, ya que seguiremos haciendo el sofrito tapado (por el bien del microondas y quien le toque limpiarlo). Remueve cada dos minutos, esperando unos segundos antes de destaparlo para que no salte: puede estar listo a partir de los cuatro, dependiendo de la cantidad que hayamos puesto.

    ¿Con qué las acompañamos?

    Pensemos en acompañamientos para verduras que también puedan hacerse al microondas. ¿Qué tal suena un crujiente de bacon, panceta o jamón? Puedes hacerlo en cuestión de minutos, tal y como nos contó Ana Vega ‘Biscayenne’ en este post sobre trucos panceteros. “Se cubre un plato grande o fuente resistente al calor con tres capas de papel absorbente, se ponen las lonchas encima, juntas pero no amontonadas, y se ponen encima otras dos capas de papel, apretando un poco. A máxima potencia un minuto por cada loncha que tengamos en el plato”. El papel empapa casi el total de la grasa, y deja la panceta muy crujiente, lista para darle vidilla a unos deliciosos guisantes.

    El huevo también es un salvavidas perfecto para hacer en este horno: solo tenemos que pintar con aceite un film de cocina, cascar el huevo dentro y cerrarlo con un poco más de film. Si lo queremos pasado por agua, bastará con 45 segundos, en un minuto estará como escalfado y en 1:15 casi duro. Si lo prefieres “frito”, unta el fondo de un bol un poco ancho con un chorrito de aceite, vuelca el huevo y cocínalo 45 segundos destapado.

    Si lo que te apetece es pescado, decántate por el blanco: la merluza, el bacalao o la lubina quedan muy bien así, y no dejan nada de olor. Los mejillones también se hacen muy bien, aunque no es aconsejable preparar más de 400 g de golpe: cúbrelos solo con la tapa o campana antisalpicaduras, hazlos al máximo 2:30 minutos y deja reposar dos minutos más antes de sacarlos. Si quedan algunos cerrados, devuélvelos un minuto más. Un chorrito de limón, pimienta y perejil; ya tienes media cena lista gracias a la magia de las ondas.

     

    ¿CHIPS AL MICROONDAS? SÍ, SE PUEDE

    Puedes conseguir texturas ligeras y crujientes que nada tienen que envidiar a las de la freidora, pero con mucho menos aceite (aunque tampoco podrás preparar grandes cantidades de una vez). Corta láminas de patata de un par de milímetros, píntalas con un poco de aceite de oliva y añade tus hierbas secas favoritas y una pizca de sal. Dispón las patatas sobre un papel de horno del tamaño del plato de tu microondas -deja algún milímetro de separación, y ponlo a la máxima potencia durante unos cuatro minutos. Si ya están listas por ese lado -secas y doradas- dales la vuelta y hazlas un minuto más (si no, cocínalas un minuto más antes de girarlas). Puedes cambiar las patatas por chirivía, boniato o remolacha, y si te enganchas a este sistema de cocción puedes hacerte con uno de estos aparatitos, que te permitirán hacer más del doble de chips cada vez.

  • Crema fría de calabacín con manzana

    Crema fría de calabacín y manzana ácida
     

    SOPAS FRÍAS

    CREMA FRÍA DE CALABACÍN Y MANZANA ÁCIDA

    Estrenamos la temporada de sopas frías con una que combina la frescura de la manzana ácida con el dulzor de la cebolla y la textura del calabacín. La cremosidad corre a cuenta del yogur.

    Hay dos cosas sin las que, en mayor o menor medida, no puedo vivir en el día a día. Una es el hummus, que sale tirado de precio de preparar y da para varias comidas (o, mejor aún, para varios desayunos). Esto lo mantengo a lo largo del año, haga frío, calor, llueva, truene o nieve. La otra es una sopa fría, en cualquiera de sus variedades, cuando el calor empieza a apretar.

    Aunque soy fan incondicional del gazpacho y es lo que más suelo preparar, hay un montón de sopas y cremas frías más que son maravillosas y no requieren más esfuerzo (aunque tal vez sí un poco más de tiempo a la hora de prepararse). Esta crema de calabacín y manzana es el ejemplo perfecto.Si no tienes yogur de cabra, no te preocupes, cualquier yogur te servirá. Este le dará un matiz de sabor diferente, pero al final lo que te interesa es añadirle algo cremoso. Si te apetece que tenga más cuerpo, puedes añadir otro yogur sin problema: en caso de querer aligerarla, con agregar unos 200 ml más de caldo va que chuta.

    Por último, la butifarra dorada es un pequeño capricho, pero también le irán genial cebollino picado y picatostes, almendras tostadas fileteadas o unas tiras de pepino encurtido en zumo de limón, sal y azúcar. Ni confirmo ni desmiento que, como el hummus del que hablábamos al principio, sea un desayuno delicioso.

    Dificultad

    Baja, basta con dejar el fuego bajo y se cocina sola

    Ingredientes

    Para 4 personas

    • 3 calabacines grandes
    • 400 ml de caldo de verduras
    • 2 manzanas granny smith
    • 2 dientes de ajo
    • 3 cebollas dulces
    • 125 g de yogur natural de cabra
    • 1 cucharada grande de orégano
    • 150 g de butifarra o salchicha frescas de carnicería (opcional)
    • Aceite de oliva virgen extra
    • Sal
    • Pimienta

    Preparación

    1. Calentar una olla amplia con un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Sofreír la cebolla cortada durante unos media hora a fuego bajo, con la olla tapada y agregando un chorrito de agua de vez en cuando.
    2. Pelar, despepitar y cortar las manzanas. Cortar el calabacín en cubos y picar los ajos. Añadirlos a la olla junto con el caldo de verduras y cocinar suavemente durante tres cuartos de hora.
    3. Apagar el fuego y esperar a que atempere. Pasarlo al vaso de la batidora junto con el orégano y el yogur. Triturar y corregir el punto de sal.
    4. Guardar en la nevera durante un mínimo de dos horas. Sacar 10 minutos antes de servir y acompañar con un poco de butifarra o salchicha doradas en la sartén.

  • Crema de calabacín y apionabo al aroma de trufa

    Escrito por Mer Bonilla


    Preparación: 10 min    Cocción: 20 – 25  min     Dificultad: 1/5     Raciones: 8     Coste: 3 €

    Hoy compartimos con vosotros una receta de una exquisita crema de calabacín y apionabo con un toque muy especial gracias a la sal y al aceite de trufa y que se puede preparar al fuego si son grandes cantidades (tardaremos unos 35-40 minutos) o en el microondas si es poca cantidad (tardaremos unos 10 minutos).

    Yo esta vez la he hecho en una cacerola al fuego porque éramos muchos, pero también os explicaremos la forma de prepararla en microondas por si lleváis prisa y solo necesitáis hacer una o dos raciones.

     Ingredientes

    • Calabacines, 2 kg (8 unidades)
    • Apionabo, 1 (*)
    • Cebollas, 500 g (3 unidades)
    • AOVE, 2 cucharadas
    • Leche, 200 ml (**)
    • Bicarbonato, 1 g
    • Pimienta
    • Sal común, 2 g y, si fuese necesario, algo más para rectificar
    • Sal de trufa, 1 cucharadita (***)
    • Aceite de trufa, 1 cucharadita (***)

    (*) Elapionaboes un tubérculo que hasta hace poco no se utilizaba mucho en España pero que, a raíz de programas como MasterChef y Top Chef, ahora empieza a ser habitual encontrarlo en los mercados. Su sabor es parecido al apio pero más suave, por lo que podría sustituirse por un par de ramitas de apio. Destaca por sus propiedades diuréticas y depurativas por lo que es perfecto para una sopita después de unos días de excesos.

    (**) Se añadirá más o menos cantidad en función de la textura que nos guste para la crema de calabacín. Yo, personalmente, prefiero que quede espesita.

    (***) La sal y el aceite de trufa se pueden conseguir a muy buen precio en el supermercado DIA (la sal puede encontrarse en el lineal fijo de la nueva gama que han sacado) y en Lidl (el aceite de trufa lo traen cuando ponen las ofertas de productos italianos).

     

    Preparación de la Crema de calabacín y apionabo al aroma de trufa (método tradicional)

    1. Lo primero que haremos será pochar la cebolla cortada en aros en el aceite de oliva virgen extra con los 2 gramos de sal y el bicarbonato tal como os explicábamos en aquí. Será suficiente con que amarillee ligeramente y empiece a soltar el jugo.
    2. Mientras tanto pelamos el apionabo y los calabacines y los cortamos. Yo suelo cortar estos últimos en láminas finas con la mandolina para que tarden menos tiempo en cocinarse.
    3. Cuando la cebolla haya soltado su jugo añadimos el apionabo y el calabacín, que se cocinarán en el jugo que ha soltado la cebolla y en el propio jugo que irá soltando el calabacín.
    4. Tapamos la olla, bajamos el fuego (en mi caso 3/12) y dejamos cocinar unos 20 – 25 minutos hasta que todo esté muy tierno. El tiempo dependerá del grosor del corte de las verduras.
    5. Añadimos la sal y el aceite de trufa y trituramos con la batidora eléctrica. Añadimos la leche poco a poco mientras trituramos hasta obtener la consistencia deseada.
    6. Si queremos una textura fina sin ningún pequeño tropezón que haya podido quedar pasamos la crema por un colador chino.
    7. Probamos nuestra crema de calabacín y apionabo, añadimos pimienta molida al gusto y rectificamos de sal si fuese necesario.

    Preparación de la Crema de calabacín y apionabo al aroma de trufa (en microondas y para 2 raciones)

    1. En un bol apto para microondas ponemos 1 cebolla con  1 cucharada de aceite de oliva, la sal y el bicarbonato. Cocinamos destapado en el microondas durante 2 minutos a 800 W.
    2. Añadimos el trozo de apionabo (o media ramita de apio) y 2 calabacines pelados y cortados en láminas finas. Tapamos el bol y cocinamos en el microondas a 800 W durante 4 minutos. Sacamos, damos unas vueltas y comprobamos si están tiernas las verduras, si no lo están, tapamos y cocinamos un minuto más (el tiempo no es exacto porque según la cantidad de agua que tengan los calabacines tardarán más o menos en hacerse).
    3. Cuando estén tiernas las verduras, añadimos la sal y el aceite de trufa, trituramos, añadimos la leche, colamos si queremos que quede más fino, rectificamos de sal y pimienta y tendremos lista nuestra riquísima crema de calabacín y apionabo.

    Resultado

    Una crema de calabacín con un toque muy especial gracias a la cebolla pochada, al apionabo y al aroma de trufa y sin necesidad de añadir nata, queso o mantequilla, por lo que seguirá siendo una crema saludable y depurativa con la que disfrutaremos de sabor a tope sin cargarnos de calorías.

    Probadla y nos contáis porque os va a sorprender lo buenísima que está.

    CalabacinesCebollasPochar cebollaApionaboSofritoCalabacín
    Crema de calabacínSal y aceite de trufaTriturarTriturarCrema de calabacín

     

  • Salmorejo de zanahorias con crujiente de lomo

    Escrito por Mer Bonilla

    Preparación: 10 min  Dificultad: 1/5  Raciones: 3  Coste: < 2 €

    Las temperaturas suben por momentos y a la hora de comer las recetas rápidas y fresquitas se agradecen muchísimo. Y si aún por encima están ricas y cargadas de vitaminas mucho mejor ¿no?. Cumpliendo estos requisitos, hoy os traemos una receta de salmorejo de zanahorias con crujiente de lomo facilísima de preparar, que no lleva pan como el salmorejo tradicional, por lo que es perfectamente apta para celíacos.

    Si las zanahorias son muy tiernas se pueden usar crudas, aunque yo prefiero cocinarlas un poco al vapor para que luego sean más fáciles de triturar y el salmorejo quede mucho más meloso.

    Ingredientes

    • Zanahorias cocidas al vapor, 500 g (*)
    • Aceite de oliva virgen extra, 50 ml
    • Zumo de naranja, 100 ml (**)
    • Vinagre de manzana, 3 cucharadas
    • Ajo, 1 diente
    • Agua fría, 100 ml
    • Sal al gusto
    • Huevo cocido, 1 para decorar
    • Lomo embuchado, 6 lonchas
    • Zanahorias en vinagre, para decorar

    (*) Yo lo que hago es cocinarlas por la noche y dejarlas en la nevera hasta el día siguiente.

    (**) El zumo de una naranja grande.

    Preparación del Salmorejo de zanahorias con crujiente de lomo paso a paso

    La verdad es que pasos no hay muchos que dar, pues simplemente tenemos que pelar y cocer las zanahorias al vapor durante unos 5 minutos. Si son pequeñas las podemos cocer enteras, si son grandes las cortamos en trozos.

    Salmorejo de zanahorias con crujiente de lomo

    El resto es bien fácil, ponemos en el vaso de la batidora o picadora las zanahorias cocidas, el zumo de naranja, el diente deajo pelado, el aceite de oliva virgen extra y el vinagre de manzana. Trituramos a velocidad máxima hasta obtener un puré fino y vamos añadiendo agua fría hasta obtener la textura que deseemos. A nosotros nos gusta más bien espeso y le ponemos solo 100 ml, pero si se quiere más líquido solo hay que ir añadiendo más agua poco a poco.

    Probamos, rectificamos de vinagre si fuese necesario y añadimos sal al gusto.

    Salmorejo de zanahorias con crujiente de lomo

    Para hacer el crujiente de lomo simplemente colocamos las lonchas entre dos hojas de papel de cocina absorbente y lo cocinamos en el microondas durante 30-40 segundos a 800 W en función del grosor de las lonchas.

    Salmorejo de zanahorias con crujiente de lomo

    Servimos el salmorejo de zanahorias frío, adornado con el crujiente de lomo, un poco de huevo duro picado fino y unas rodajas de zanahorias en vinagre.

    Resultado

    Una alternativa al clásico salmorejo de tomate perfecta para poder disfrutar cada día de una sopa fría como entrante en los días de calor sin tener que recurrir siempre al gazpacho o el salmorejo tradicionales.

    Por otro lado, la combinación de la zanahoria con la naranja, es un cóctel vitamínico y delicioso perfecto para un día de playa.

  • Planificador del huerto

    Gracioso planificador del huerto, recortable y muy visual. 

     

    Planificador huertoplanificador-huerto.pdf (2.95 Mb)