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  • Milhojas de fresas

    Ingredientes

    • 1 masa de hojaldre
    • 250 ml de nata líquida para montar
    • 100 gr de queso crema
    • Fresas
    • Azúcar glass

    Si estás pensando en un postre sencillo y que puedes preparar facilmente en menos de 40 minutos, sin duda te recomendamos las milhojas. Para que nos sea más fácil prepararlo, compraremos cualquier masa de hojaldre para hacerla. Seguro que encanta a vuestros invitados.

    Preparación

    Estira la lámina de hojaldre hasta que quede bien fina, y córtala en tres partes de igual tamaño. Pincha con un tenedor la superficie de las tres láminas de hojaldre, y ponlas en el horno a 200 grados hasta que se doren bien por ambos lados. Déjalas enfriar y reserva.

    En un bol prepararemos nuestra nata montada. Esta nata tendrá un toque especial, será más espesa gracias a la crema de queso. Para ello pondremos en un recipiente los 250 ml de nata líquida y los 100 gr de queso crema. Batimos todo hasta que se vaya montando la nata a punto de nieve, y vamos añadiendo azúcar hasta que nos quede dulce.

    Una vez tenemos la nata montada, la dejamos reservada. Partimos nuestros trozos de milhojas en cuadrados iguales, y sobre cada uno de los cuadrados, con la ayuda de una manga pastelera, (si no tenemos no pasa nada, podemos hacerlo con una cuchara), iremos poniendo un montoncito de nata, y sobre él, trozos de fresas cortados en láminas. Una vez hecha la composición, le ponemos la otra tapa de hojaldre.

    Para decorar, utilizamos azúcar glass, que le dará ese toque dulce al hojaldre y decoramos por encima unas láminas de fresas.

    ¡Listas para disfrutarlas!

  • Smoothie de fresas y yogur griego

    Un sencillo postre nutritivo y super dulce que hará la delicia de peques y mayores. Necesitarás: 4 cucharadas de leche, 2 yogures griegos azucarados, 8 fresas y unas frutas del bosque para decorar.¡Disfruta de tu smoothie!

  • Zumo de fresas y zanahoria

    Una bebida de lo más refrescante y dulce, que además está llena de vitaminas y antioxidantes. Licúa 2 zanahorias y 6 fresas con un poco de hielo picado, y tendrás un zumo riquísimo. Si lo prefieres puedes añadirle un poco de azúcar moreno, aunque sin ella también está delicioso. Decora con unas hojitas de menta.

  • Encurtidos en vinagre

     

    ENCURTIDOS. TODO LO QUE DEBES SABER SOBRE LA CONSERVA EN VINAGRE

    LÚA MONASTERIO

     

     Lo que nació hace miles de años como una técnica para alargar la vida útil de los alimentos, hoy se ha convertido en un aliado de primer orden para los artífices de la cocina contemporánea.

    Los encurtidos no sólo aportan matices a un plato distintos a los del producto original. También son fuente de inspiración para que cada cocinero, vinagre en mano, dé rienda suelta a su imaginación y a su pericia.

    Las cebollitas son unos de los encurtidos más célebres. 

    Un alimento, previamente fermentado o no -o previamente marinado en una salmuera o no- que se introduce en una solución con vinagre. En algunas ocasiones, junto a hierbas aromáticas y/o especias. Hace miles de años, y ante la evidente falta de tecnología, nació desde el ingenio para poder alargar la vida útil de los alimentos fuera de temporada o en épocas de escasez. Hace décadas, trascendió como aperitivo y como una de las grandes familias de conservas. Sólo hay muy pocos años, se tornó en un aliado de primer orden para los artífice de la cocina contemporánea. Hablamos de los encurtidos.

    Bien como ingrediente, bien como técnica, el encurtido tiene mucho que decir al que cocina con pasión1 con la única intención de hacer felices a sus comensales. Apicius.es expone las nociones indispensables sobre esta elaboración a continuación.

    Definición

    El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua ofrece una definición escueta de ‘encurtir’: “Hacer que ciertos frutos o legumbres tomen el sabor del vinagre y se conserven mucho tiempo teniéndolos en este líquido”. Y, con todo, aporta dos elementos fundamentales en la técnica. Uno de ellos es el vinagre. Éste no sólo aporta sabor, y aquí es donde llega el otro factor clave: el de la conservación. Así, y tal y como puede leerse más arriba, lo que nació hace miles de años como una técnica para conservar alimentos, hoy se ha transformado en un gran aliado para los que buscan platos memorables.

    Otros expertos hablan en sus definiciones de procesos clave en el ámbito del encurtido, como el de la curación en vinagre del alimento en cuestión o la posible fermentación a la que éste puede ser sometido antes de su conserva. Y añaden los productos que, tradicionalmente, se suelen encurtir en las gastronomías occidentales. Como norma general, entre ellos se encuentran las hortalizas, las legumbres y los frutos. Añaden que al vinagre, además, se le suelen añadir hierbas aromáticas, que sueñen variar en función de la región de la que provenga el encurtido.

    Apuntes históricos

    La de encurtir es una de las técnicas de cocina más antiguas de cuantas se han documentado. Los expertos sitúan su origen unos 1.000 años antes que el de la escritura. Por tanto, y según la concepción general historiográfica actual, estamos hablando de una elaboración prehistórica.

    Así, se cree, por ejemplo, que empezaron a prepararse de este modo en la antigua Mesopotamia hace más de 4.000 años, y que los comerciantes las habrían llevado a China en el siglo II a.C. Siglos antes, en torno al 350 a.C., Aristóteles ya había ensalzado las bondades de los pepinillos. Y Julio César se encargaba de que sus soldados los consumiesen con cierta asiduidad, ya que les atribuía una gran capacidad para mejorar las condiciones físicas y espirituales del que los comiese.

    En España, los encurtidos atesoran una bella tradición histórica. Amén de las aceitunas, que empezaron a curarse y aliñarse para alargar su consumo tras toda la recolección otoñal, llaman la atención las berenjenas. Estas tuvieron una especial importancia en la cocina andalusí, ya que se cree que fueron los árabes procedentes de Siria los que introdujeron no sólo el producto, sino el método de conservación que pervive en la actualidad con las célebres berenjenas de Almagro (Ciudad Real). Pasados los siglos, y además de como tapa en los bares, los encurtidos se han dispensado tradicionalmente en puestos de mercados y en tiendas de ultramarinos como las de la imagen.

     

    Encurtidos en la tradición. Algunos productos protagonistas

    Tal y como se explica más abajo, en la actualidad son muchos los productos que, encurtidos de forma casera, se emplean en una multitud de platos de la cocina contemporánea. Con todo, hay algunos que forman parte de la tradición y que se encuentran dentro de lo que podría llamarse ‘encurtidos clásicos’. A continuación, se exponen algunos de ellos:

    Cebollitas

    Además de en España, son muy típicas de Reino Unido, donde se las conoce como ‘pickled onions’. Se elaboran con variedades de cebollas de pequeño tamaño, que se destinan ex profeso para someterlas a un proceso de encurtido. Además de como aperitivo, pueden emplearse como ingrediente en algunos estofados y formar parte de algunos sándwiches. Además, cabe destacar que en Reino Unido puede servir de guarnición al ‘fish and chips’.

    Pepinillos

    Ya sea como guarnición o como aperitivo, los expertos sitúan al pepinillo como uno de los encurtidos más antiguos y más populares en el mundo. Se emplea en varias cocinas asiáticas, de Oriente Medio y a lo largo y ancho de toda Europa. Es fácil, por tanto, pensar que sus aplicaciones son múltiples y variadas: se aplica en hamburguesas y sándwiches, en ensaladas y en la salsa tártara, por citar sólo unos pocos ejemplos.

    Guindillas

    Guindillas, piparras (en el País Vasco), chiles (en México) -normalmente Serranos y Jalapeños-, ajíes (en Perú)… Todos son productos de la misma familia. Y todos atesoran una tradición centenaria como encurtidos.

    Coliflor

    La coliflor encurtida es muy típica de la cocina rumana. En ciertos países de Oriente Medio, de igual manera, forma parte de una mezcla de encurtidos -junto con nabo remolacha y pepino, entre otros- que se toma como guarnición para varios platos. En Italia, se usa la coliflor encurtida para preparar ‘giardiniera’, que también incluye cebolla, zanahoria y apio con la misma elaboración.

    Zanahorias

    Además de emplearse en varias cocinas europeas, llama la atención su uso en países como Indonesia y Filipinas. En este último país, destaca el ‘atsara’, que también incluye papaya, ajo y pasas; y que se adereza con azúcar y diversas pimientas.

    Aceitunas

    Junto a la gastronomía española, es de vital importancia en las cocinas griega y de varios países de Oriente Medio. Podría decirse que es el encurtido por antonomasia… Amén del aceite, no hay ninguna otra elaboración en la que se empleen crudas.

    Alcaparras y alcaparrones

    Junto con las aceitunas, las alcaparras y los alcaparrones se suelen emplear -y servir- encurtidos en lugar de frescos. Además de en España, son muy utilizados en la cocina piamontesa -en Italia- y en países como Argentina.

    Curiosidades

    • En la Antigua Roma, los pepinillos encurtidos gozaban de un gran aprecio gastronómico. Los romanos, de hecho, desarrollaron varias técnicas para encurtirlos.
    • Por norma general, y en la cocina tradicional, los productos que suelen encurtirse son vegetales. Una de las excepciones está en la cocina escandinava. En ella, son típicos los arenques encurtidos. De igual forma, en Reino Unido son famosos los ‘pickled eggs’, o huevos encurtidos.
    • Además de las hortalizas, también hay cítricos que son sometidos a este proceso. Por ejemplo, en la cocina marroquí está muy extendido el uso de limones encurtidos. Y, en las algunas asiáticas, el protagonista principal es el kumquat.

    Empleo de encurtidos en la cocina contemporánea. Algunos ejemplos gráficos

    Tal y como se explica a lo largo de este artículo, la del encurtido nació como una técnica destinada a conservar ciertos alimentos. Con el devenir de los años, ha trascendido como un aliado de primer orden para algunos de los cocineros punteros en este país. Así, muchos de ellos no sólo los aplica desde hace tiempo, sino que los emplea como una parte fundamental de la propuesta desde el mismo momento de su concepción.

     

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  • Elaborar Encurtidos con Arzak

    Encurtidos

    Vamos a hacer unos encurtidos también conocidos como pickles, que podemos tomar como aperitivo o como guarnición.

    En el supermercado podemos encontrar una buena variedad (ajos, pepinillos, cebolletas), pero también podemos hacerlos en casa.

    Hay esencialmente 2 maneras de hacerlos. La primera, añadiendo vinagre al vegetal (encurtidos no fermentados). Y la segunda, añadiendo al vegetal una mezcla de agua y sal (encurtidos fermentados) o salmuera, que es como los vamos a preparar hoy.

    Y esto es todo lo necesario para enseñaros a hacerlos:

    • 1 litro de agua
    • 2 cucharadas de sal marina
    • 1 bote de cristal
    • Unos vegetales: pimiento (rojo y verde), zanahoria, nabo (cortados en bastones del mismo tamaño) y unos rabanitos
    • Una hoja de laurel 
    • Unos granos de pimienta

    Para hacer la salmuera,mezclamos 1 litro de agua con 2 cucharadas de sal hasta que se diluya bien. Colocamos los vegetales en el bote, cubrimos con la salmuera y lo cerramos.

    Y la pregunta más obvia es: ¿Cuándo están listos para consumir? 

    Hay que dejarlos fermentando por lo menos durante una semana en un lugar oscuro. Cuanto más tiempo los dejemos, el sabor se hará más fuerte. 

    Una vez abierto el bote, conviene guardarlo en el frigorífico.

    Como conclusión podemos afirmar que son fáciles de preparar, son nutritivos y muy fáciles de conservar.

    Nutrición:

    Tienen además efecto desintoxicante y alto valor nutritivo (los fermentos contienen folatos y abundante vitamina C). 

    Además, son muy buenos para mejorar la digestión. Tomar estos encurtidos alrededor del plato principal en cada comida favorece la digestión, ayuda a evitar los gases (siempre que la masticación sea correcta) y a favorecer el buen funcionamiento de la vesícula biliar para la digestión de las grasas, pues estimulan la secreción de bilis. 

    También es muy beneficioso en caso de afecciones del hígado.

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  • Borraja con ajo y jamón

    Receta de Borraja al vapor con refrito de ajo y jamón

    • Ingredientes (4 p.):
    • 2 kg. de borrajas
    • 1/2 kg. de patatas
    • 200 gr. de jamón
    • 3 dientes de ajo
    • 1 cucharada de harina
    • 2 huevos cocidos
    • agua
    • aceite virgen extra
    • 1 cucharadita de pimentón
    • sal
    Elaboración:

    Limpia (quita los hilos del tallo con el cuchillo o con el estropajo) y corta las borrajas en trozos. Mantenlas a remojo en un bol con agua. Mientras, pon a cocer en un cazo con agua, los huevos durante 8-10 minutos.

    Pela las patatas y trocéalas. Ponlas en el fondo de la olla rápida con un poco de agua y coloca las borrajas en el cestito para cocer al vapor. Cuece las verduras durante 4 minutos.

    En una cazuela baja, con un poco de aceite, fríe los ajos fileteados. Añade el jamón troceado y un poco de harina. Rehoga y agrega el caldo de las borrajas (que no quede muy espeso).

    Incorpora a esta salsa la borraja y las patatas cocidas y cocínalas a fuego lento unos 2 minutos. (si espesa mucho puedes agregar mas caldo). Añade los huevos cocidos cortados en cuatro trozos, espolvorea con pimentón y sirve.

    Consejo:

    Generalmente el consumo de ajo genera problemas de digestión y mal aliento. Estos problemas se pueden solucionar en parte, retirando el tallo central. Y recordar que el "perejil" es una aliado para quitar o la menos "rebajar" el "olor a ajo".

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  • Verduras en microondas

    Cómo cocinar verduras en el microondas
    Al dente. MÒNICA ESCUDERO

    TÉCNICAS

    CÓMO COCINAR VERDURAS EN EL MICROONDAS

    El electrodoméstico más infrautilizado de la cocina casera es perfecto para cocinar verduras al vapor en cuestión de minutos, y también sirve para hacer sofritos o patatas para una tortilla rápida.

    Aunque en este país todavía arrastra el sambenito de que es peligroso y se sigue usando sobre todo para calentar, las aplicaciones culinarias del microondas son múltiples (y muy prácticas). Una de las más interesantes tiene que ver con la cocción de las verduras, ya que conserva tanto el sabor como el color y la textura, además de ser práctico, limpio y rápido como pocos otros métodos. A continuación os daremos algunos trucos para que dejéis de ver el microondas solo como el electrodoméstico que os ayuda con la leche cada mañana, y empecéis con él una relación verdulera que acabe en verdadero amor (además de ayudar con esas cenas que a veces nos pillan con la inspiración ya en fase REM). 

    La cocción más sencilla

    La manera más sencilla de usar el microondas para hacer verduras es utilizar el agua que contienen para conseguir una especie de cocción al vapor. Simplificando al máximo, podríamos decir que las ondas de radio de alta frecuencia generan movimiento en el agua que contienen los alimentos, lo que aumenta su temperatura y la convierte en vapor, sin tener que añadir nada (solo tapándolas bien para que el vapor no se escape y queden secas).

    Siempre tendremos que hacerlo a máxima potencia y controlando el tiempo, para que no se pasen. Para verduras que suelen necesitar una cocción corta, como las judías verdes, los guisantes, zanahoria tierna cortada, floretes de brócoli o espárragos verdes podemos empezar con 2:30 minutos, si vamos a preparar una ración de unos 200 g (3:30 si ponemos el doble de cantidad). Si no están a nuestro gusto, seguiremos con cocciones de un minuto.

    Con la calabaza en trozos, la coliflor, la col y la lombarda –troceadas o en arbolitos–, el apio, la kale o berza más tiernas, las endivias, la cebolla en trozos grandes, el nabo y la chirivía podemos empezar con 4 minutos, y seguir cociendo un minuto y medio más cada vez. Si lo que queremos hacer es remolacha en trozos grandes, patata, boniato, yuca o los tallos y troncos de las acelgas o las partes más más leñosas de algunas coles, arranquemos con seis minutos y ajustemos a razón de minuto y medio por ciclo, como en el caso anterior.

    Cada vez que destapemos el recipiente para comprobar la cocción, hay que remover para que el calor se reparta uniformemente. Si no las vamos a utilizar las verduras al momento porque queremos añadirlas a una ensalada, un salteado o como guarnición, será necesario enfriarlas en agua con hielo para que el calor residual no las recueza.

     

     

    Enfriar es la clave. 

    Escoger los recipientes

    Aunque la firma Lekué ha sacado al mercado todo tipo de utensilios especializados para cocinar arroz, huevos o bacon, para cocinar verdura este electrodoméstico necesitas poco más que un recipiente apto -un bol de Pyrex, por ejemplo- y un film de uso alimentario que lo cubra bien. Si lo vas a usar habitualmente, un estuche básico de silicona puede serte de gran ayuda, y si no tienes fogones -por ejemplo, en el trabajo- puede ser de gran ayuda para improvisar algo con un puñado de judías, patatas y zanahorias que puedes comprar en cualquier verdulería.

    Las patatas y boniatos pueden asarse en el microondas tal cual, tomando la precaución de pincharles un par de veces la piel con un tenedor para que no exploten. Pero hay unas bolsas especiales que ayudan a que se hagan en menos tiempo, las mantienen calientes después si se nos ha ido el santo al cielo y distribuyen el calor. Se pueden usar con varias patatas a la vez, pero si vas a hacer más de unos 600 g es posible que el proceso se alargue demasiado, y vale más la pena hacerlo en varias tandas.

    Ajustar bien las cantidades

    Seguramente este sea el mayor problema de la cocción de verduras al microondas: es complicado hacer grandes cantidades de una sola vez, así que por muy rápido que sea es complicado hacer una comida caliente para cuatro en pocos minutos. Si ponemos demasiada cantidad el proceso se ralentiza, es fácil que se genere demasiado vapor y las verduras queden cocidas y el calor estará mal repartido: desastre al canto.

    Pero que no pueda solucionarte una comida o una cena completas no significa que no puedas sacarle partido. Si quieres acortar el tiempo de preparación de la tortilla de patatas y, de paso, hacerla más ligera, el microondas puede ayudarte. Pon las patatas cortadas para tortilla -como suelas hacerlo- en un recipiente apto para microondas, añade un chorro de aceite y un poco de sal dale unas vueltas para que se reparta bien. Ponlo al máximo bien tapado y déjalo cuatro minutos; destapa, remueve y dale tres minutos más, o el extra que sea necesario para conseguir unas patatas que parezcan confitadas. Unas vueltas a fuego alegre en una sartén antiadherente le darán el punto crujiente: listas para convertirse en la tortilla de tus sueños.

     

     

    Trío maravillas al microondas.

    Y los tiempos

    Como ya os comentamos en este post sobre cocinar verduras al vapor, podemos preparar juntos alimentos que tengan diferentes tipos de cocción si ponemos al principio los que más vayan a tardar y añadimos en orden los demás. Para que la operación sea un éxito, deberíamos tener todos los ingredientes preparados desde el primer momento, y destapar, añadir lo que sea y volver a arrancar la cocción en el menor tiempo posible.

    Si esto os parece muy complicado, podéis jugar con los tamaños de corte, haciendo más pequeños los que vayan a tardar más y dejando en trozos más grandes los que se cocinen antes. ¿Hay alguna excepción? Si haces confetti de patata o boniato vas a conseguir un bonito puré; en este caso es altamente recomendable dejarlas a tamaño normal y darles el extra de tiempo que necesitan.

    Mejor aliñar siempre después

    Darles un extra de sabor a estas verduras con aceite, sal, vinagre o limón y especias, semillas o alguna salsa es básico para que comerlas sea, además de sano, sabroso. Para asegurarnos de que los elementos líquidos no interfieren en el proceso de cocción, lo más adecuado es ponerlos al final, cuando saquemos las verduras del microondas. El vinagre o el limón, si se ponen con la verdura la recocerán, además de cambiar su sabor (el limón se agriará, y el vinagre quedará demasiado concentrado). Podemos poner especias en polvo, sin pasarnos: si nos hemos quedado cortos, es posible ajustar la cantidad después. Si nos hemos pasado, será imposible rectificar.

     

     

    Puede hacerse sin encender el fuego.

    Sofritos sin sartén

    Podemos usar aceite cuando queramos conseguir un sofrito, como una sanfaina o pisto. Para este tipo de preparaciones es recomendable poner primero las verduras en daditos sin tapar a máxima potencia, parando para remover más o menos cada minuto y medio. Con esto conseguiremos que pierdan parte de su agua sin dejar el microondas hecho un ecce homo, y controlar perfectamente el punto en el que ya están suficientemente deshidratadas como pasar a a segunda fase.

    Ahora pasa el puré de tomate que vayas a usar por un colador fino de malla para que pierda parte de su agua, ya que seguiremos haciendo el sofrito tapado (por el bien del microondas y quien le toque limpiarlo). Remueve cada dos minutos, esperando unos segundos antes de destaparlo para que no salte: puede estar listo a partir de los cuatro, dependiendo de la cantidad que hayamos puesto.

    ¿Con qué las acompañamos?

    Pensemos en acompañamientos para verduras que también puedan hacerse al microondas. ¿Qué tal suena un crujiente de bacon, panceta o jamón? Puedes hacerlo en cuestión de minutos, tal y como nos contó Ana Vega ‘Biscayenne’ en este post sobre trucos panceteros. “Se cubre un plato grande o fuente resistente al calor con tres capas de papel absorbente, se ponen las lonchas encima, juntas pero no amontonadas, y se ponen encima otras dos capas de papel, apretando un poco. A máxima potencia un minuto por cada loncha que tengamos en el plato”. El papel empapa casi el total de la grasa, y deja la panceta muy crujiente, lista para darle vidilla a unos deliciosos guisantes.

    El huevo también es un salvavidas perfecto para hacer en este horno: solo tenemos que pintar con aceite un film de cocina, cascar el huevo dentro y cerrarlo con un poco más de film. Si lo queremos pasado por agua, bastará con 45 segundos, en un minuto estará como escalfado y en 1:15 casi duro. Si lo prefieres “frito”, unta el fondo de un bol un poco ancho con un chorrito de aceite, vuelca el huevo y cocínalo 45 segundos destapado.

    Si lo que te apetece es pescado, decántate por el blanco: la merluza, el bacalao o la lubina quedan muy bien así, y no dejan nada de olor. Los mejillones también se hacen muy bien, aunque no es aconsejable preparar más de 400 g de golpe: cúbrelos solo con la tapa o campana antisalpicaduras, hazlos al máximo 2:30 minutos y deja reposar dos minutos más antes de sacarlos. Si quedan algunos cerrados, devuélvelos un minuto más. Un chorrito de limón, pimienta y perejil; ya tienes media cena lista gracias a la magia de las ondas.

     

    ¿CHIPS AL MICROONDAS? SÍ, SE PUEDE

    Puedes conseguir texturas ligeras y crujientes que nada tienen que envidiar a las de la freidora, pero con mucho menos aceite (aunque tampoco podrás preparar grandes cantidades de una vez). Corta láminas de patata de un par de milímetros, píntalas con un poco de aceite de oliva y añade tus hierbas secas favoritas y una pizca de sal. Dispón las patatas sobre un papel de horno del tamaño del plato de tu microondas -deja algún milímetro de separación, y ponlo a la máxima potencia durante unos cuatro minutos. Si ya están listas por ese lado -secas y doradas- dales la vuelta y hazlas un minuto más (si no, cocínalas un minuto más antes de girarlas). Puedes cambiar las patatas por chirivía, boniato o remolacha, y si te enganchas a este sistema de cocción puedes hacerte con uno de estos aparatitos, que te permitirán hacer más del doble de chips cada vez.

  • Crema fría de calabacín con manzana

    Crema fría de calabacín y manzana ácida
     

    SOPAS FRÍAS

    CREMA FRÍA DE CALABACÍN Y MANZANA ÁCIDA

    Estrenamos la temporada de sopas frías con una que combina la frescura de la manzana ácida con el dulzor de la cebolla y la textura del calabacín. La cremosidad corre a cuenta del yogur.

    Hay dos cosas sin las que, en mayor o menor medida, no puedo vivir en el día a día. Una es el hummus, que sale tirado de precio de preparar y da para varias comidas (o, mejor aún, para varios desayunos). Esto lo mantengo a lo largo del año, haga frío, calor, llueva, truene o nieve. La otra es una sopa fría, en cualquiera de sus variedades, cuando el calor empieza a apretar.

    Aunque soy fan incondicional del gazpacho y es lo que más suelo preparar, hay un montón de sopas y cremas frías más que son maravillosas y no requieren más esfuerzo (aunque tal vez sí un poco más de tiempo a la hora de prepararse). Esta crema de calabacín y manzana es el ejemplo perfecto.Si no tienes yogur de cabra, no te preocupes, cualquier yogur te servirá. Este le dará un matiz de sabor diferente, pero al final lo que te interesa es añadirle algo cremoso. Si te apetece que tenga más cuerpo, puedes añadir otro yogur sin problema: en caso de querer aligerarla, con agregar unos 200 ml más de caldo va que chuta.

    Por último, la butifarra dorada es un pequeño capricho, pero también le irán genial cebollino picado y picatostes, almendras tostadas fileteadas o unas tiras de pepino encurtido en zumo de limón, sal y azúcar. Ni confirmo ni desmiento que, como el hummus del que hablábamos al principio, sea un desayuno delicioso.

    Dificultad

    Baja, basta con dejar el fuego bajo y se cocina sola

    Ingredientes

    Para 4 personas

    • 3 calabacines grandes
    • 400 ml de caldo de verduras
    • 2 manzanas granny smith
    • 2 dientes de ajo
    • 3 cebollas dulces
    • 125 g de yogur natural de cabra
    • 1 cucharada grande de orégano
    • 150 g de butifarra o salchicha frescas de carnicería (opcional)
    • Aceite de oliva virgen extra
    • Sal
    • Pimienta

    Preparación

    1. Calentar una olla amplia con un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Sofreír la cebolla cortada durante unos media hora a fuego bajo, con la olla tapada y agregando un chorrito de agua de vez en cuando.
    2. Pelar, despepitar y cortar las manzanas. Cortar el calabacín en cubos y picar los ajos. Añadirlos a la olla junto con el caldo de verduras y cocinar suavemente durante tres cuartos de hora.
    3. Apagar el fuego y esperar a que atempere. Pasarlo al vaso de la batidora junto con el orégano y el yogur. Triturar y corregir el punto de sal.
    4. Guardar en la nevera durante un mínimo de dos horas. Sacar 10 minutos antes de servir y acompañar con un poco de butifarra o salchicha doradas en la sartén.