albahaca
-
Salsa pesto con albahaca morada
- Por evap
- El 12/05/2019
- En RECETAS DE COCINA
- 0 comentario
Posted by Sandra Novo | Pasta, Salado, Salsas
Dentro de la cocina tradicional italiana, una de de esas recetas que han traspasado fronteras es, además de la pizza, la salsa pesto. Aunque es originaria de la región de Liguria, su empleo se ha extendido, no solo por toda Italia, sino por el resto del mundo. Hoy he preparado una tradicional salsa pesto de albahaca morada, una variedad que no se diferencia del original más que en el tipo de albahaca.
Se trata de una salsa muy sencilla, que consta de seis ingredientes incuestionables, un buen aceite de oliva, un buen puñado de albahaca, piñones, una pizca de sal, una buena cantidad de queso Parmesano y/o Pecorino y una puntita de ajo crudo. El proceso no radica más que en machacar o moler los ingredientes hasta formar una pasta. Si queréis saber un poco más acerca de la albahaca, echadle un vistazo al siguiente enlace, desde Salud Mundo, nos cuentan un montón de cosas sobre cómo usar, propiedades y nutrientes de esta estupenda planta.
A partir de esta receta existen multitud de variaciones para preparar otros pestos, como el de tomates secos y pimientos, sustituyendo los piñones por otros frutos secos, o reemplazando la albahaca por alguna otra hierba. Como resultado una salsa perfecta para acompañar cualquier tipo de pasa, y hasta diría más, como acompañamiento de tostas o ensaladas, estaría increíble. Ya me contaréis con que os gusta tomarla, espero que la disfrutéis.
RACIONES: 4
DIFICULTAD: baja
TIEMPO: 15 minutos
SALSA PESTO DE ALBAHACA MORADA:
- 10 o 12 HOJAS DE ALBAHACA FRESCA
- 50 gr. PIÑONES
- MEDIO DIENTE DE AJO PEQUEÑO
- 100 ml. ACEITE DE OLIVA VIRGEN EXTRA
- 50 gr. QUESO PARMESANO
- SAL
1.- En un mortero incorporamos los piñones, la sal y el ajo ligeramente troceado. Machacamos bien hasta formar una pasta lo más molida posible. Si no tenéis mortero o queremos reducir al máximo el trabajo, podremos utilizar la batidora para machacar los ingredientes. La textura no será la misma pero el sabor será igual de perfecto.
2.- Añadimos la majado las hojas de albahaca y el aceite de oliva y removemos bien.
3.- Incorporamos el queso Parmesano rallado y mezclamos con el reto de la salsa hasta que se incorpore perfectamente. Es importante que añadamos el queso en el momento en que vayamos a utilizar la salsa, podremos preparar la base con antelación y añadir el queso en el último momento. Si dejamos demasiado tiempo el queso macerando en el pesto, este se volvería un poco ácido.
Servimos la salsa para acompañar a todo tipo de pasta.
-
Como aromatizar un aceite de oliva
- Por jucefefe
- El 15/12/2018
- En RECETAS DE COCINA
- 0 comentario
Para preparar un aceite de oliva picante, es conveniente utilizar un buen aceite de oliva virgen extra y contar con unas frascas de vidrio esterilizadas tras una cocción en agua hirviendo. Yo en esta ocasión he utilizado un aceite de oliva de la variedad picual.
Como la parte más picante de las guindillas, pimientas o ajíes es su interior, donde están las venas y las semillas, os recomiendo que abráis las guindillas cortándolas por la mitad. Al abrirlas, podéis aprovechar para retirar las semillas (o la mayoría de ellas)
Siempre uso unos guantes de latex para hacer esta operación, y luego los tiro, porque si después de tocar las guindillas os tocáis los ojos, vais a llorar mucho. Como se puede ver en la fotografía, utilicé distintos tipos de guindillas de diferente potencia.
Además, para la elaboración de estos frascos de aceite picante, podéis utilizar también hierbas aromáticas frescas que además de dar un toque precioso de color a vuestro aceite aromatizado, aportarán mucho sabor. Para este cometido os recomiendo que utilicéis albahaca o como hice yo en este frasco, salvia fresca.
Una vez introducidas las guindillas abiertas y las hierbas aromáticas en el frasco, rellenamos con aceite de oliva virgen extra y ponemos un tapón. Dejamos macerar unos 40 días, preferiblemente en sitio oscuro y ya tendremos listo un aceite de oliva picante, perfecto para condimentar unas tostadas, para arreglar un guiso que quedó falto de picante o para alegrar cualquier plato al que le vaya bien un toque picante.
En especial, yo disfruto muchísimo utilizando este aceite picante para condimentar unas pizzas. Para ello, añado unas gotas sobre el tomate que pongo en la base y preparo la pizza normalmente. Después, una vez horneada, podemos llevar este frasco de aceite picante a la mesa y que cada uno lo use como si estuviera añadiendo Tabasco u otro condimento similar.
-
Pan de albahaca
- Por evap
- El 05/11/2018
- En RECETAS DE COCINA
- 0 comentario
Este es un pan con el que sorprenderás a tus amigos, tanto por su increíble y contundente sabor, como por su bonito interior en el que se combinan armoniosamente el color blanco y verde de las dos masas usadas para su elaboración.
Ingredientes para Pan de albahaca para 2 personas 1 unidad
Para la masa verde:
- Harina blanca de trigo - 117 gramos
- Harina blanca de trigo - 117 gramos
- Agua - 101 gramos
- Aceite de oliva - 17 gramos
- Hojas fresca de albahaca o albahaca seca - 15 hojas frescas o 1 cucharada colmada de albahaca seca.
- Sal - 3 gramos
- Levadura seca de panadería - 1 gramo
Para la masa blanca:
- Harina blanca de trigo - 134
- Harina integral de trigo - 58 gramos
- Agua - 115 gramos
- Aceite de oliva - 19 gramos
- Sal - 4 gramos
- Levadura seca de panadería - 1 gramo
Cómo hacer la receta de Pan de albahaca
- En primer lugar, ponemos las hojas de albahaca junto con el agua en el vaso de la batidora. Batimos, hasta triturar bien las hojas, y pasamos el licuado de agua y hojas a través de un colador para quitar los restos de hojas. Obtendremos un licuado de color verde oscuro, del que apartaremos los 101 gramos que necesitamos para la masa verde.
- En un cuenco mediano, mezclamos las harinas de la masa blanca, añadimos el agua y el aceite y removemos bien para que las harinas queden humedecidas y no queden zonas con harina seca. Tapamos con un trapo el cuenco y dejamos reposar durante 25 minutos. A este reposo se le denomina autolisis, y tras llevarlo a cabo nos será mucho más fácil amasar. Siguiendo una técnica de amasados cortos, y reposos entre amasados, sin apenas esfuerzo tendremos lista nuestra masa.
- Nada más poner a reposar nuestra masa blanca, iniciamos el amasado de la masa verde procediendo del mismo modo descrito en el paso anterior. Esta vez añadiremos el licuado de agua y albahaca, que será el que dará lugar a una masa con una coloración verdosa.
- Tras la autolisis, aceitamos ligeramente la superficie de trabajo y volcamos la masa blanca sobre ella. Nos ponemos un poco de aceite en las manos y extendemos ligeramente la masa. Repartimos la sal por la superficie de la misma, y amasamos suavemente durante 1 minutos. Aceitamos un poco el cuenco, hacemos una bola con la masa y la metemos dentro. Tapamos con un trapo, o una bolsa de plástico, y dejamos reposar durante 15 minutos.
- Volcamos nuestra masa verde sobre la mesa de trabajo y procedemos del mismo modo que acabamos de llevar a cabo con nuestra masa blanca.
- Tras el reposo de la masa blanca, repetimos el paso anterior en el que añadíamos la sal, pero esta vez añadimos la levadura. Una vez añadida, amasamos durante 1 minutos y damos a la masa un nuevo reposo de 10 minutos.
- Repetimos el paso anterior con nuestra masa verde para añadir la levadura.
- Volcamos de nuevo la masa blanca sobre la superficie de trabajo. Amasamos durante 1 minuto. La masa ya debería empezar a presentar un aspecto liso y brillante. Si aún presenta un aspecto granuloso, volvemos a dar otro ciclo de amasado y reposo. Si nuestra masa tiene una superficie lisa y brillante, está lista para iniciar la primera fermentación, para ello; aceitamos ligeramente las paredes del cuenco, formamos una bola con nuestra masa y la metemos dentro. Tapamos y la dejamos fermentar hasta que doble su volumen.
- Volcamos nuestra masa verde sobre la superficie de trabajo y repetimos las instrucciones del paso anterior.
- Una vez que tanto la masa blanca como la verde han doblado su volumen, enharinamos ligeramente la superficie de trabajo y volcamos, en primer lugar, la masa blanca sobre ella. Estiramos la masa hasta conseguir un rectángulo de aproximadamente 25 X 15 centímetros. Reservamos. Cogemos la masa verde y la estiramos hasta conseguir un rectángulo de 22 X 12 centímetros.
- Una vez que tenemos ambas masas estiradas, procedemos a formar el pan, para ello, cogemos la masa blanca y la ponemos, a lo largo, frente a nosotros. Cogemos la masa verde y la ponemos encima de la blanca del siguiente modo: el frontal de la parte superior de la masa verde debe coincidir con el frontal de la parte superior de la masa blanca. En el frontal más cercano a nosotros, la masa blanca debe quedar sin cubrir, del mismo modo que los laterales de la misma. Con esta forma de colocar la masa verde sobre la blanca se busca que durante el enrollado la masa verde quede escondida totalmente dentro de la blanca. Una vez que tenemos la masa verde situada encima de la blanca, procedemos a enrollar ambas masas empezando por el extremo superior, el más alejado de nosotros. Terminaremos el enrollado presionando para que la masa blanca quede bien sellada. Pondremos especial atención al sellado de los extremos del pan, lo que serán las puntas.
- Una vez que hemos formado nuestro pan, los ponemos a fermentar, para ello, podemos ponerlo directamente sobre la hoja de papel vegetal que meteremos al horno, o podemos colocarlo en el interior de un cesto de fermentación que tenga una forma ovalada. Un recipiente de plástico nos puede hacer a la perfección el papel de cesto de fermentación. Ponemos un trapo en su interior, preferiblemente de algodón, con ayuda de un colador lo espolvoreamos con harina, y ponemos el pan encima con el cierre (lo que durante el horneado estará en contacto con la bandeja del horno) hacia arriba. Tapamos el pan con un trapo, ponemos encima del trapo una bolsa de plástico, y dejamos fermentar hasta que el pan casi doble su tamaño.
- Precalentamos el horno a 250º con una bandeja en su interior.
- Sobre una bandeja invertida, ponemos una lámina de papel vegetal y volcamos el pan encima. Si pusimos el pan a fermentar sobre papel vegetal, transferimos la hoja con el pan a la bandeja invertida, o a una madera que nos haga las veces de pala, Con la ayuda de un cuchillo afilado, hacemos un corte a lo largo de la superficie del pan o dos cortes oblicuos, como prefiramos.
- Con la ayuda de la bandeja invertida, o la madera, deslizamos el pan sobre la bandeja que hay dentro del horno. Antes de cerrar la puerta del horno, pulverizamos agua hacia las paredes del mismo con un pulverizador doméstico. Esto provocará un ambiente húmedo que será propicio para que el pan desarrolle un buen volumen.
- Bajamos el termostato a 230º y horneamos durante, aproximadamente, 45 minutos o hasta que el pan adquiera un color dorado. Hacia la mitad del horneado giramos el pan para que este se dore por igual.
- Antes de cortar el pan, dejamos enfriar durante, al menos, tres horas
Notas y Consejos
Las harinas del mismo cereal, y de distintas harineras, pueden presentar un comportamiento muy diferente, por ello, los tiempos de amasado son orientativos. Los ciclos de amasado y reposo tienen como objetivo conseguir, sin apenas esfuerzo, una masa lisa y brillante, hecho que puede suceder antes de completar todos los pasos de la receta, en cuyo caso dejaremos de amasar, o, en otros casos, puede llevarnos un poco más del tiempo especificado. Los tiempos de fermentación dependerán de la temperatura ambiente, por lo que estos variarán a lo largo del año. Es por ello que no nos gusta poner un tiempo de fermentación determinado en la receta. La cantidad de levadura indicada en la receta es la adecuada para obtener un pan de buena calidad. Añadir mayor cantidad de levadura, con el fin de acelerar la fermentación, irá en detrimento de la calidad del pan obtenido.