rabanito

  • Ensalada de patatas violetas, rabanitos, mango y granada con salsa de yogur

     


    Esta ensalada de patatas violeta, rabanitos, mango y granada con salsa de yogur es una delicia para llenar de color y sabor las mesas de verano.

    Escrito por Ana Suso el 7/06/2018 a las 13:52

     

     

     

     

     

     

    Preparación: 40 min     Dificultad: fácil     Raciones: 2


    Un plato ligero, rico y colorido para los días de calor. Vamos a preparar una vistosa ensalada muy completa en la que combinaremos brotes de espinacas y rúcula con patatas violeta, rabanitos, aguacate y frutas como el mango y la granada.

    Prepararemos una salsa ligera de yogur a la que podemos añadir hierbas aromáticas picadas muy pequeñitas, como menta, cilantro, albahaca, eneldo, orégano o tomillo, por ejemplo. Como me gusta darle a las ensaladas un punto de contraste crujiente, también añadiremos a la salsa unos pistachos troceados, aunque puedes utilizar el fruto seco que más te guste, como almendras, nueces, avellanas, etc.

    Ingredientes para elaborar la ensalada de patatas violeta, rabanitos, mango y granada con salsa de yogur


    • Brotes de espinacas, un puñado (*)
    • Brotes de rúcula, un puñado (*)
    • Patatas violeta, 2
    • Rabanitos, 2
    • Mango, un tercio
    • Granada, un cuarto
    • Aguacate, un tercio
    • Zumo de limón, unas gotas (para evitar la oxidación del aguacate)

    (*) Puedes sustituir los brotes de espinaca y rúcula por cualquier otra variedad de lechuga de tu agrado

    Ingredientes para la salsa de yogur

    • Yogur natural no azucarado, 1
    • Aceite de oliva virgen extra, 4 cucharadas
    • Vinagre de jerez o de sidra, 2 cucharadas
    • Diente de ajo, medio o uno, al gusto
    • Zumo de limón, un chorrito (no demasiado)
    • Azúcar, media
    • Sal, al gusto
    • Pimienta, al gusto
    • Menta fresca, 4 ó 5 hojitas
    • Pistachos tostados, 15 ó 20, al gusto

    Elaboración de la ensalada de patatas violeta, rabanitos, mango y granada con salsa de yogur


    01: Cocemos las patatas violeta 

     

    Comenzamos cociendo las patatas y mientras tanto prepararemos el resto de ingredientes.

    Para cocer las patatas violeta, las lavamos bien porque las vamos a cocer con piel para que no pierdan su bonito color. Las ponemos en una cazuela con abundante agua fría y sal. Tapamos la cazuela y las cocemos como hacemos normalmente con las patatas blancas, durante unos 15 ó 20 minutos.

    Pasado este tiempo podemos comprobar si están cocidas pinchando con la punta de un cuchillo y si se desliza fácilmente es que están listas. Entonces, retiramos la cazuela del fuego y dejamos que se templen para poder pelarlas. Si tenemos prisa las podemos refrescar en agua fría para acelerar el enfriado, pero sin que se enfríen totalmente porque nos costaría más pelarlas. La verdad es que pelarlas es algo laborioso porque no tienen la piel lisa y tienen bastantes ojos.

    Como la forma de estas patatas es alargada y no son muy grandes las cortamos al bies en rodajas no muy anchas.


    02: Preparamos la salsa de yogur

     

     

    Podemos preparar la salsa utilizando un batidor de varillas o una batidora. También podemos verter todos los ingredientes en un bote con tapa y para emulsionar la salsa bastará con que agitemos enérgicamente, lograremos así un resultado uniforme. Esta es la opcion que he elegido hoy.

    Pelamos el diente de ajo y lo rallamos, prensamos o trituramos en el mortero con un poco de sal para únicamente notar el sabor del ajo pero sin encontrarnos trocitos. Reservamos. Si vamos a triturar la salsa con la batidora únicamente pelaremos el diente de ajo.

    Picamos finamente las hierbas aromáticas escogidas, en esta ocasión he añadido menta fresca. Reservamos. Si utilizamos la batidora tampoco es necesario este paso, lo añadiremos junto con el resto de ingredientes en el siguiente paso.

    En un bote (o en el vaso de la batidora), añadimos el yogur, el ajo, un chorrito de zumo de limón, el aceite, el vinagre, el azúcar, la sal y la pimienta. Según el método escogido, agitaremos con fuerza el bote o trituraremos los ingredientes con la batidora.

    Para darle un punto crujiente me gusta ponerle unos pocos frutos secos picados, en este caso he añadido unos cuantos pistachos cortados a cuchillo groseramente. Añadimos también la menta picada.


    03: Preparamos el resto de verduras y fruta de la ensalada. Montamos

     

     

    Lavamos las hojas de espinacas frescas y de rúcula y las centrifugamos con el centrifugador de ensaladas o las escurrimos bien. Es muy importante secarlas bien para que no nos quede una ensalada aguada.

    Lavamos los rabanitos y los cortamos en rodajas finitas; aportarán un contraste de color rojo- blanco muy bonito, además de su intenso sabor picante y refrescante.

    Pelamos y troceamos el mango en cubos no muy grandes. Te puede resultar útil este post sobre cómo cortar y pelar un mango.

    Desgranamos la granada. Te dejo también unas indicaciones muy útiles sobre cómo pelar y desgranar una granada.

    Pelamos los aguacates y los cortamos en tiras. Para que no se oxiden las tiras de aguacate mientras terminamos de montar la ensalada, las rociamos con zumo de limón. Pincha en este enlace para saber cómo pelar y cortar un aguacate para que te quede perfecto.

    Para emplatar la ensalada comenzamos poniendo una cama de brotes de espinacas y rúcula. Añadimos encima las rodajas de patatas violeta, disponemos sobre ellas las rodajas de rabanitos haciendo un círculo y colocamos en el centro los dados de mango y los granos de granada. Por último, añadimos las tiras de aguacate intercalándolas sobre las rodajas de rabanitos.


    04: Servimos la ensalada de patatas violeta, rabanitos, mango y granada con salsa de yogur

    Es recomendable añadir el aguacate cuando vayamos a servir la ensalada, porque aunque lo hayamos pintado con zumo de limón, tiende a oxidarse y oscurecerse.

    Añadimos sobre el conjunto unas gotas de la salsa de yogur y espolvoreamos por encima unos trocitos de pistachos tostados. Me gusta también añadir un hilo de aceite de oliva sobre las hojas verdes para darles un poco de brillo. Servimos el resto de la salsa en una salsera para que cada uno aliñe la ensalada a su gusto.

    Resultado


    Esta ensalada es un excelente primer plato y si lo acompañamos de una ración de pescado o carne a la plancha será un comida ligera perfecta, además de muy sabrosa.

    Si queremos convertir esta ensalada en plato único podemos añadirle algo de proteína como unas tiras de salmón o bacalao ahumado, unos langostinos cocidos o unos mejillones abiertos al vapor, por ejemplo. También podemos añadir unos trocitos de queso.

    En esta ensalada he utilizado patatas violeta o vitelotte y debo de confesar que el motivo inicial ha sido el estético, porque me encanta su color tan vistoso, con el que conseguimos un bonito contraste de colores. Su sabor es muy similar al de la patata tradicional, aunque quizá sea un poco más suave y con notas a frutos secos, en concreto a mí me recuerda al sabor de las nueces.

    Esta variedad de patata se distingue por tener una piel morada, casi negra con muchos ojos hundidos, y una carne de color violeta que puede variar en su tonalidad, e incluso mostrar tonos más azulados o jaspeados con tonos blanquecinos según la pieza.

    El segundo motivo para incluirlas en la receta han sido sus numerosas propiedades nutricionales. El color violeta de estas patatas, igual que en el caso de otras frutas y verduras de colores que van del rojo al morado (grosellas, arándanos, cebolla morada, por ejemplo) es debido a las antocianinas. Diversos estudios han mostrado que las antocianinas tienen efectos terapéuticos y son antioxidantes, es decir, reducen los radicales libres y con ello los riesgos de sufrir enfermedades cardiovasculares y patologías neurológicas.

    Por tanto, ¡anímate a poner color en tu mesa!, tendrá mejor presencia y además tu salud te lo agradecerá.

     

  • Encurtidos en vinagre

     

    ENCURTIDOS. TODO LO QUE DEBES SABER SOBRE LA CONSERVA EN VINAGRE

    LÚA MONASTERIO

     

     Lo que nació hace miles de años como una técnica para alargar la vida útil de los alimentos, hoy se ha convertido en un aliado de primer orden para los artífices de la cocina contemporánea.

    Los encurtidos no sólo aportan matices a un plato distintos a los del producto original. También son fuente de inspiración para que cada cocinero, vinagre en mano, dé rienda suelta a su imaginación y a su pericia.

    Las cebollitas son unos de los encurtidos más célebres. 

    Un alimento, previamente fermentado o no -o previamente marinado en una salmuera o no- que se introduce en una solución con vinagre. En algunas ocasiones, junto a hierbas aromáticas y/o especias. Hace miles de años, y ante la evidente falta de tecnología, nació desde el ingenio para poder alargar la vida útil de los alimentos fuera de temporada o en épocas de escasez. Hace décadas, trascendió como aperitivo y como una de las grandes familias de conservas. Sólo hay muy pocos años, se tornó en un aliado de primer orden para los artífice de la cocina contemporánea. Hablamos de los encurtidos.

    Bien como ingrediente, bien como técnica, el encurtido tiene mucho que decir al que cocina con pasión1 con la única intención de hacer felices a sus comensales. Apicius.es expone las nociones indispensables sobre esta elaboración a continuación.

    Definición

    El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua ofrece una definición escueta de ‘encurtir’: “Hacer que ciertos frutos o legumbres tomen el sabor del vinagre y se conserven mucho tiempo teniéndolos en este líquido”. Y, con todo, aporta dos elementos fundamentales en la técnica. Uno de ellos es el vinagre. Éste no sólo aporta sabor, y aquí es donde llega el otro factor clave: el de la conservación. Así, y tal y como puede leerse más arriba, lo que nació hace miles de años como una técnica para conservar alimentos, hoy se ha transformado en un gran aliado para los que buscan platos memorables.

    Otros expertos hablan en sus definiciones de procesos clave en el ámbito del encurtido, como el de la curación en vinagre del alimento en cuestión o la posible fermentación a la que éste puede ser sometido antes de su conserva. Y añaden los productos que, tradicionalmente, se suelen encurtir en las gastronomías occidentales. Como norma general, entre ellos se encuentran las hortalizas, las legumbres y los frutos. Añaden que al vinagre, además, se le suelen añadir hierbas aromáticas, que sueñen variar en función de la región de la que provenga el encurtido.

    Apuntes históricos

    La de encurtir es una de las técnicas de cocina más antiguas de cuantas se han documentado. Los expertos sitúan su origen unos 1.000 años antes que el de la escritura. Por tanto, y según la concepción general historiográfica actual, estamos hablando de una elaboración prehistórica.

    Así, se cree, por ejemplo, que empezaron a prepararse de este modo en la antigua Mesopotamia hace más de 4.000 años, y que los comerciantes las habrían llevado a China en el siglo II a.C. Siglos antes, en torno al 350 a.C., Aristóteles ya había ensalzado las bondades de los pepinillos. Y Julio César se encargaba de que sus soldados los consumiesen con cierta asiduidad, ya que les atribuía una gran capacidad para mejorar las condiciones físicas y espirituales del que los comiese.

    En España, los encurtidos atesoran una bella tradición histórica. Amén de las aceitunas, que empezaron a curarse y aliñarse para alargar su consumo tras toda la recolección otoñal, llaman la atención las berenjenas. Estas tuvieron una especial importancia en la cocina andalusí, ya que se cree que fueron los árabes procedentes de Siria los que introdujeron no sólo el producto, sino el método de conservación que pervive en la actualidad con las célebres berenjenas de Almagro (Ciudad Real). Pasados los siglos, y además de como tapa en los bares, los encurtidos se han dispensado tradicionalmente en puestos de mercados y en tiendas de ultramarinos como las de la imagen.

     

    Encurtidos en la tradición. Algunos productos protagonistas

    Tal y como se explica más abajo, en la actualidad son muchos los productos que, encurtidos de forma casera, se emplean en una multitud de platos de la cocina contemporánea. Con todo, hay algunos que forman parte de la tradición y que se encuentran dentro de lo que podría llamarse ‘encurtidos clásicos’. A continuación, se exponen algunos de ellos:

    Cebollitas

    Además de en España, son muy típicas de Reino Unido, donde se las conoce como ‘pickled onions’. Se elaboran con variedades de cebollas de pequeño tamaño, que se destinan ex profeso para someterlas a un proceso de encurtido. Además de como aperitivo, pueden emplearse como ingrediente en algunos estofados y formar parte de algunos sándwiches. Además, cabe destacar que en Reino Unido puede servir de guarnición al ‘fish and chips’.

    Pepinillos

    Ya sea como guarnición o como aperitivo, los expertos sitúan al pepinillo como uno de los encurtidos más antiguos y más populares en el mundo. Se emplea en varias cocinas asiáticas, de Oriente Medio y a lo largo y ancho de toda Europa. Es fácil, por tanto, pensar que sus aplicaciones son múltiples y variadas: se aplica en hamburguesas y sándwiches, en ensaladas y en la salsa tártara, por citar sólo unos pocos ejemplos.

    Guindillas

    Guindillas, piparras (en el País Vasco), chiles (en México) -normalmente Serranos y Jalapeños-, ajíes (en Perú)… Todos son productos de la misma familia. Y todos atesoran una tradición centenaria como encurtidos.

    Coliflor

    La coliflor encurtida es muy típica de la cocina rumana. En ciertos países de Oriente Medio, de igual manera, forma parte de una mezcla de encurtidos -junto con nabo remolacha y pepino, entre otros- que se toma como guarnición para varios platos. En Italia, se usa la coliflor encurtida para preparar ‘giardiniera’, que también incluye cebolla, zanahoria y apio con la misma elaboración.

    Zanahorias

    Además de emplearse en varias cocinas europeas, llama la atención su uso en países como Indonesia y Filipinas. En este último país, destaca el ‘atsara’, que también incluye papaya, ajo y pasas; y que se adereza con azúcar y diversas pimientas.

    Aceitunas

    Junto a la gastronomía española, es de vital importancia en las cocinas griega y de varios países de Oriente Medio. Podría decirse que es el encurtido por antonomasia… Amén del aceite, no hay ninguna otra elaboración en la que se empleen crudas.

    Alcaparras y alcaparrones

    Junto con las aceitunas, las alcaparras y los alcaparrones se suelen emplear -y servir- encurtidos en lugar de frescos. Además de en España, son muy utilizados en la cocina piamontesa -en Italia- y en países como Argentina.

    Curiosidades

    • En la Antigua Roma, los pepinillos encurtidos gozaban de un gran aprecio gastronómico. Los romanos, de hecho, desarrollaron varias técnicas para encurtirlos.
    • Por norma general, y en la cocina tradicional, los productos que suelen encurtirse son vegetales. Una de las excepciones está en la cocina escandinava. En ella, son típicos los arenques encurtidos. De igual forma, en Reino Unido son famosos los ‘pickled eggs’, o huevos encurtidos.
    • Además de las hortalizas, también hay cítricos que son sometidos a este proceso. Por ejemplo, en la cocina marroquí está muy extendido el uso de limones encurtidos. Y, en las algunas asiáticas, el protagonista principal es el kumquat.

    Empleo de encurtidos en la cocina contemporánea. Algunos ejemplos gráficos

    Tal y como se explica a lo largo de este artículo, la del encurtido nació como una técnica destinada a conservar ciertos alimentos. Con el devenir de los años, ha trascendido como un aliado de primer orden para algunos de los cocineros punteros en este país. Así, muchos de ellos no sólo los aplica desde hace tiempo, sino que los emplea como una parte fundamental de la propuesta desde el mismo momento de su concepción.

     

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  • Elaborar Encurtidos con Arzak

    Encurtidos

    Vamos a hacer unos encurtidos también conocidos como pickles, que podemos tomar como aperitivo o como guarnición.

    En el supermercado podemos encontrar una buena variedad (ajos, pepinillos, cebolletas), pero también podemos hacerlos en casa.

    Hay esencialmente 2 maneras de hacerlos. La primera, añadiendo vinagre al vegetal (encurtidos no fermentados). Y la segunda, añadiendo al vegetal una mezcla de agua y sal (encurtidos fermentados) o salmuera, que es como los vamos a preparar hoy.

    Y esto es todo lo necesario para enseñaros a hacerlos:

    • 1 litro de agua
    • 2 cucharadas de sal marina
    • 1 bote de cristal
    • Unos vegetales: pimiento (rojo y verde), zanahoria, nabo (cortados en bastones del mismo tamaño) y unos rabanitos
    • Una hoja de laurel 
    • Unos granos de pimienta

    Para hacer la salmuera,mezclamos 1 litro de agua con 2 cucharadas de sal hasta que se diluya bien. Colocamos los vegetales en el bote, cubrimos con la salmuera y lo cerramos.

    Y la pregunta más obvia es: ¿Cuándo están listos para consumir? 

    Hay que dejarlos fermentando por lo menos durante una semana en un lugar oscuro. Cuanto más tiempo los dejemos, el sabor se hará más fuerte. 

    Una vez abierto el bote, conviene guardarlo en el frigorífico.

    Como conclusión podemos afirmar que son fáciles de preparar, son nutritivos y muy fáciles de conservar.

    Nutrición:

    Tienen además efecto desintoxicante y alto valor nutritivo (los fermentos contienen folatos y abundante vitamina C). 

    Además, son muy buenos para mejorar la digestión. Tomar estos encurtidos alrededor del plato principal en cada comida favorece la digestión, ayuda a evitar los gases (siempre que la masticación sea correcta) y a favorecer el buen funcionamiento de la vesícula biliar para la digestión de las grasas, pues estimulan la secreción de bilis. 

    También es muy beneficioso en caso de afecciones del hígado.

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  • Aliño de rabanitos y hierbabuena

    Aliño de rabanitos y hierbabuena

     

    El Aliño de rabanitos y hierbabuena da un punto riquísimo a las ensaladas, y a muchas de ellas, desde las ensaladas de hojas verdes, pasando por las ensaladas de patatas o las de pasta e incluso a las ensaladas de arroz.

    Los rabanitos son ligeramente picantes, y muy refrescantes, esto lo potenciamos con la hierbabuena fresca que aún inunda más de frescor el paladar. Así que este Aliñopuede ser una interesante opción para cualquier plato de sabores intensos que desees suavizar.

    Pero además, es también una salsa saludable para tomar con crudités o para mojar pan de pita u otros tipos de pan plano. Como aperitivo, os recomendamos probar el Aliño de rabanitos y hierbabuenasobre una tostada con algún fiambre suave.

    Ingredientes

    150 gramos de rabanitos, 125 gramos de queso quark, 5 gramos de sal, 20 gramos de aceite de oliva virgen extra, pimienta negra recién molida, zumo de limón, hierbabuena fresca.

    Elaboración

    Lava los rabanitos retirándoles las dos puntas, trocéalos y ponlos en el vaso de la batidora, puede ir bien el recipiente accesorio para picar de la batidora de mano. Tritura y a continuación incorpora el queso quark, el aceite de oliva, la sal y unas gotas de zumo de limón.

    Vuelve a triturar y pruébalo por si fuera necesario rectificar de sal. Añade la pimienta negra recién molida al gusto y mezcla bien.

    Reserva en el frigorífico hasta el momento de servir, pero antes de aliñar la ensalada añade unas hojas de hierbabuena fresca picada.

  • Lentejas con rabanitos, pepino y menta

    Lentejas con rabanitos, pepino y menta

    Lentejas con rabanitos, pepino y menta

    Nos alegró mucho saber que los que habéis probado las Lentejas con manzana y aguacate disfrutasteis del plato, así que vamos a seguir compartiendo nuestras recetas con lentejas que combinamos con distintas ensaladas o guarniciones que son ideales para continuar disfrutando de las legumbres en verano, hoy con estas Lentejas con rabanitos, pepino y menta.

    Seleccionamos una lenteja del país que nos encanta, es la que consumimos de forma habitual, la lenteja pardina de Tierra de Campos, además de suave y cremosa, es de rápida cocción sin necesidad de ponerla en remojo. Una sencilla cocción da como resultado un plato delicioso, pero le añadimos mucha chispa con los refrescantes sabores de los rabanitos, el pepino, la hierbabuena y algunas especias. Además de sabor, es un contraste de texturas muy agradable. Esperamos que también os animéis a probar esta receta de lentejas y nos contéis qué os parecen, tenemos muchas propuestas más que compartir con esta humilde legumbre.

    Ingredientes (4 comensales)

     

     

    Para las lentejas

     

    380 gramos de lentejas pardinas, 1/2 cebolla blanca, 1-2 dientes de ajo, 1 hoja de laurel, 1 ramita de tomillo fresco, 1 c/p generosa de pasta de pimiento choricero, 1/2 c/c de comino, 1/2 c/c de pimienta negra recién molida, sal, c/n de agua.

     

    Para la guarnición

     

    4 rabanitos, 1 pepino grande, 1 cebolla tierna (media si es muy grande), 1 trozo de raíz de jengibre (algo menos de una nuez), c/n de hojas de hierbabuena o menta, aceite de oliva virgen extra, flor de sal picante (o sal y pimienta al gusto).

     

    Elaboración

    Lava bien las lentejas y escúrrelas. Ponlas en una olla convencional y añade la cebolla pelada y cortada en uno o dos trozos, los dientes de ajo pelados y con un golpe, la hoja de laurel, el tomillo, la pasta de pimiento choricero, el comino y la pimienta negra. Añade sal al gusto y agua, unos dos o tres dedos por encima del nivel de las lentejas.

    Pon la olla al fuego y lleva a ebullición, cuando rompa a hervir, baja el fuego al mínimo y cuece, con la olla tapada, durante 30 minutos o hasta que las lentejas estén tiernas. Antes de servirlas retira el tomillo y el laurel, el resto de ingredientes troceados se pueden servir o retirar, en ese caso resérvalos para añadirlos a un puré de verduras o similar.

    Lentejas con rabanitos, pepino y menta

    Prepara la ensalada o guarnición para las lentejas, lava bien los rabanitos, y con ayuda de un pelador de verduras (o con la mandolina) corta finas rodajas. Pela el pepino y córtalo también con el pelador dándole vueltas para utilizar todo el exterior, el interior de semillas resérvalo para un gazpacho, por ejemplo.

    Corta ahora la cebolla tierna, el mismo pelador te proporcionará finas láminas de cebolla. Pela el jengibre y rállalo. Pon todos estos ingredientes en un bol y adereza con flor de sal picante y aceite de oliva virgen extra.

    Emplatado

    Estas lentejas puedes servirlas calientes o frías, apenas tienen caldo pero sí conviene que no estén muy secas. Sírvelas en los platos hondos y reparte en el centro la ensalada de rabanitos, pepino y menta. ¡Buen provecho!

    Lentejas con rabanitos, pepino y mentaLentejas con rabanitos, pepino y mentaLentejas con rabanitos, pepino y mentaLentejas con rabanitos, pepino y menta